domingo, 17 de julio de 2016

Vuelos, telecomunicaciones y correo, un año de relaciones entre EE.UU. y Cuba

WASHINGTON.- A punto de cumplir un año desde que restablecieran sus relaciones, Estados Unidos y Cuba han dado pasos en estos meses para avanzar en su trato bilateral, especialmente en lo relativo a la apertura de rutas aéreas, telecomunicaciones, algunas importaciones y correo postal.

Un año después de la izada de bandera en las embajadas respectivas tras más de cincuenta años de ruptura diplomática, Estados Unidos continúa manteniendo vigente el embargo -cuyo levantamiento depende del Congreso-, pero el Ejecutivo de Barack Obama ha dado pasos para allanar el camino.
Hace apenas unas semanas, el Departamento de Transporte anunció que a partir de "este otoño" los vuelos directos de Estados Unidos a La Habana podrán comenzar a operar desde diez ciudades distintas del país: Atlanta (Georgia), Charlotte (Carolina del Norte), Fort Lauderdale, Orlando, Miami y Tampa (Florida), Houston (Texas), Los Ángeles (California), Newark (Nueva Jersey) y Nueva York.
Aunque el Legislativo aún no ha levantado todas las restricciones relativas a los vuelos comerciales y el turismo hacia la isla no fluirá como ocurre con otras naciones, estos vuelos servirán para conectar a aquellos ciudadanos estadounidenses que autorizados por las órdenes ejecutivas de Obama sí pueden hacerlo por otros motivos.
En septiembre pasado, se procedió a la flexibilización de los viajes para realizar negocios en Cuba, así como para enviar remesas o facilitar las telecomunicaciones en la isla, mientras que ya se han presentado varios proyectos de ley para viajar libremente a la isla que avanzan sigilosamente en los pasillos del Congreso.
Bajo las nuevas normas, ciudadanos estadounidenses ya pueden establecer y mantener una presencia física en Cuba, como una oficina o un almacén, en sectores como el periodístico, el agrícola y la construcción, correo y envíos postales, telecomunicaciones y empresas de viajes, entre otros.
Entre otras cosas, a lo largo de este año Estados Unidos también permitió la importación de café y de productos textiles producidos por "empresarios independientes" cubanos, una medida con un impacto muy limitado pero con la que Washington busca dejar claro su apoyo al pequeño sector privado de la isla.
El Departamento de Estado actualizó además su normativa para la importación de bienes producidos por empresarios cubanos que demuestren su independencia del Estado, creada en febrero de 2015 y que, hasta entonces, afectaba prácticamente solo a productos artesanos, como la joyería, la cerámica o las obras de arte.
Además, los negocios procedentes de EE.UU. que se instalen en la isla ya pueden contratar a ciudadanos cubanos, así como abrir y mantener cuentas bancarias allí, mientras que los empresarios autorizados del sector de telecomunicaciones e internet, pueden prestar servicios en asociación con entidades cubanas.
Tras meses de negociaciones, a finales de 2015, la Comisión Bilateral de los dos países para la normalización de relaciones también alcanzó un acuerdo para restablecer el servicio postal directo a través de un plan piloto de transporte de correos y paquetería.
"El plan proveerá vuelos para enviar correos entre los dos países varias veces a la semana", en vez de realizar las entregas a través de un tercer país, tal como se hace en la actualidad, según señaló el Departamento de Estado.
Los dos países, no obstante, aun tienen importantes temas que resolver, como sus diferencias en materia migratoria, el intercambio de presos y fugitivos, el embargo económico a la isla o la mejora de la situación de los derechos humanos, que demanda Washington a La Habana.
Entre los asuntos más complicados aún por resolver figura el de las compensaciones económicas mutuas por los bienes nacionalizados a estadounidenses tras el triunfo de la Revolución y por los daños derivados del embargo económico que reclama Cuba.
Además, mientras miles de cubanos intentan llegar a EE.UU. a través de Centroamérica, La Habana ha urgido a Washington a que ponga fin a su ley de "Ajuste Cubano", vigente desde 1966 y que, junto con la medida de "pies secos/pies mojados", permite quedarse a los cubanos que pisan territorio estadounidense.
La más reciente crisis de la inmigración cubana tuvo lugar en los últimos meses de 2015 en Costa Rica y Panamá, donde miles de cubanos que viajaron vía Ecuador -país que entonces no les exigía visa- quedaron varados tras la negativa de Nicaragua a permitirles el tránsito para llegar a México y cruzar la frontera con EEUU.
No obstante, el diálogo sobre migración era uno de los escasos contactos bilaterales que mantenían EE.UU. y Cuba antes del restablecimiento de relaciones diplomáticas anunciado en diciembre de 2014 y desde entonces han celebrado varias rondas de conversaciones sobre ese tema.
La base del diálogo migratorio bilateral radica en los acuerdos de 1994 y 1995, por los que Cuba y EEUU se comprometieron a mantener una inmigración "segura, legal y ordenada" para evitar la repetición de crisis migratorias como la de esos años, cuando decenas de miles de "balseros" trataron de llegar en frágiles embarcaciones.

El restablecimiento de lazos diplomáticos con EEUU no mejora la economía cubana

LA HABANA.- El restablecimiento de lazos diplomáticos entre Cuba y EEUU cumplirá esta semana su primer aniversario con un diálogo bilateral fluido, aunque en medio de una delicada coyuntura económica en la isla, cuyos ciudadanos siguen esperando tras el deshielo mejoras tangibles en su complicado día a día. 

La reapertura de embajadas en La Habana y Washington, el 20 de julio de 2015 marcó un hito fundamental en la historia de los antiguos enemigos e impulsó “un proceso de construcción de confiabilidad que avanza”, señaló el analista y exdiplomático cubano Carlos Alzugaray.
En su opinión, uno de los principales avances en la compleja etapa de “normalización” de relaciones que se inició tras el restablecimiento diplomático es “el diálogo cada vez más intenso y más constructivo entre ambos gobiernos”.
Un año después de la reapertura de embajadas, la isla y su poderoso vecino han logrado consolidar un fluido contacto intergubernamental cuyos principales frutos han sido el acuerdo para el retorno de los vuelos regulares a la mayor de las Antillas, que comenzarán el próximo otoño, o el restablecimiento del servicio postal directo.
El deshielo ha propiciado también los primeros convenios empresariales en materia de telecomunicaciones para “roaming” de tráfico de voz, el inicio de cruceros regulares desde EEUU, e incluso el desembarco de una empresa norteamericana en el sector turístico, en concreto, la cadena “Starwood”, que ya ha comenzado a gestionar un hotel en La Habana en asociación con la empresa estatal cubana Gaviota.
Ese proceso de “normalización” no está exento, sin embargo, de grandes escollos como el embargo a la isla, que sigue vigente, el reclamo de Cuba sobre la devolución de los terrenos que ocupa la Base Naval de Guantánamo o las diferencias sobre derechos humanos y libertades.
Uno de los hitos históricos del primer año de reapertura de embajadas fue la visita, el pasado marzo, del presidente de EEUU, Barack Obama, a la isla, que sirvió para apuntalar la nueva era de relaciones y que el mandatario norteamericano aprovechó para apostar por el futuro, la reconciliación y la apertura.
A pesar de las expectativas que generó la reconciliación con EEUU, Cuba llega al primer aniversario de la reapertura de embajadas en medio de una situación económica adversa provocada, entre otros factores, por la crisis en Venezuela, su principal aliado, que ha disminuido el suministro de petróleo a la isla.
Con un modesto crecimiento del 1 por ciento en los primeros seis meses del año (la mitad de lo previsto), el presidente Raúl Castro ha anunciado medidas de ajuste que pasan por el ahorro, la reducción del gasto y restricciones energéticas, con la promesa de que éstas no afectarán a la población. Analistas como Alzugaray consideran que esta coyuntura puede contribuir a acelerar los procesos de diálogo y apertura con Estados Unidos.
Y en la calle, la mayoría de los cubanos de a pie coinciden en que el restablecimiento de relaciones ha sido “un acontecimiento trascendental”, aunque también advierten de que aún no perciben cambios en la vida diaria del país. “Lo que he visto es un cambio en la actitud de las personas”, admite David, un tatuador de 41 años, quien además añade que los “cambios verdaderamente sustanciales están por ver”.
Más tajante, Marta, una habanera de 59 años que custodia un museo de La Habana Vieja, dice que “no se ha visto ningún cambio”, mientras que Yosmer, un jefe de obra de 28 años, tiene la esperanza de que la nueva etapa flexibilice los trámites para viajar a EEUU, algo “que desea todo cubano”.
Quienes ya han comenzado a llegar en mayor número a Cuba son los estadounidenses desde que Obama autorizara en marzo pasado los viajes educativos individuales, lo cual, junto a la llegada de cruceros norteamericanos, ha provocado que la cifra de viajeros de EEUU creciera un 83,9 por ciento en el primer semestre de 2016.
“Estamos muy entusiasmados con esta apertura, ha sido un largo, largo tiempo, y la mayoría de los estadounidenses están emocionados porque esto esté pasando, (…) y que puedan existir, no sólo intercambios económicos, sino culturales, entre Cuba y EEUU“, dijo Brian, un profesor de Portland de visita en La Habana.
“Estoy más que feliz por esta nueva relación, he estado queriendo venir a Cuba por mucho, mucho tiempo”, aseguró por su parte, Felicia, otra maestra norteamericana, que sólo lamenta que en su país hayan “estado privados de esto por tanto tiempo, porque muchos otros estadounidenses disfrutarían venir aquí”.
Para los estadounidenses sin embargo está prohibido aún viajar a Cuba como turistas por lo que, según Alzugaray, uno de los próximos pasos de Washington respecto a Cuba debería ser levantar esa restricción.