WASHINGTON.- A punto de cumplir
un año desde que restablecieran sus relaciones, Estados Unidos y Cuba
han dado pasos en estos meses para avanzar en su trato bilateral,
especialmente en lo relativo a la apertura de rutas aéreas,
telecomunicaciones, algunas importaciones y correo postal.
Un año después de la izada de bandera en las embajadas respectivas
tras más de cincuenta años de ruptura diplomática, Estados Unidos
continúa manteniendo vigente el embargo -cuyo levantamiento depende del
Congreso-, pero el Ejecutivo de Barack Obama ha dado pasos para allanar
el camino.
Hace apenas unas semanas, el Departamento de Transporte anunció que a
partir de "este otoño" los vuelos directos de Estados Unidos a La
Habana podrán comenzar a operar desde diez ciudades distintas del país:
Atlanta (Georgia), Charlotte (Carolina del Norte), Fort Lauderdale,
Orlando, Miami y Tampa (Florida), Houston (Texas), Los Ángeles
(California), Newark (Nueva Jersey) y Nueva York.
Aunque el Legislativo aún no ha levantado todas las restricciones
relativas a los vuelos comerciales y el turismo hacia la isla no fluirá
como ocurre con otras naciones, estos vuelos servirán para conectar a
aquellos ciudadanos estadounidenses que autorizados por las órdenes
ejecutivas de Obama sí pueden hacerlo por otros motivos.
En septiembre pasado, se procedió a la flexibilización de los viajes
para realizar negocios en Cuba, así como para enviar remesas o facilitar
las telecomunicaciones en la isla, mientras que ya se han presentado
varios proyectos de ley para viajar libremente a la isla que avanzan
sigilosamente en los pasillos del Congreso.
Bajo las nuevas normas, ciudadanos estadounidenses ya pueden
establecer y mantener una presencia física en Cuba, como una oficina o
un almacén, en sectores como el periodístico, el agrícola y la
construcción, correo y envíos postales, telecomunicaciones y empresas de
viajes, entre otros.
Entre otras cosas, a lo largo de este año Estados Unidos también
permitió la importación de café y de productos textiles producidos por
"empresarios independientes" cubanos, una medida con un impacto muy
limitado pero con la que Washington busca dejar claro su apoyo al
pequeño sector privado de la isla.
El Departamento de Estado actualizó además su normativa para la
importación de bienes producidos por empresarios cubanos que demuestren
su independencia del Estado, creada en febrero de 2015 y que, hasta
entonces, afectaba prácticamente solo a productos artesanos, como la
joyería, la cerámica o las obras de arte.
Además, los negocios procedentes de EE.UU. que se instalen en la isla
ya pueden contratar a ciudadanos cubanos, así como abrir y mantener
cuentas bancarias allí, mientras que los empresarios autorizados del
sector de telecomunicaciones e internet, pueden prestar servicios en
asociación con entidades cubanas.
Tras meses de negociaciones, a finales de 2015, la Comisión Bilateral
de los dos países para la normalización de relaciones también alcanzó
un acuerdo para restablecer el servicio postal directo a través de un
plan piloto de transporte de correos y paquetería.
"El plan proveerá vuelos para enviar correos entre los dos países
varias veces a la semana", en vez de realizar las entregas a través de
un tercer país, tal como se hace en la actualidad, según señaló el
Departamento de Estado.
Los dos países, no obstante, aun tienen importantes temas que
resolver, como sus diferencias en materia migratoria, el intercambio de
presos y fugitivos, el embargo económico a la isla o la mejora de la
situación de los derechos humanos, que demanda Washington a La Habana.
Entre los asuntos más complicados aún por resolver figura el de las
compensaciones económicas mutuas por los bienes nacionalizados a
estadounidenses tras el triunfo de la Revolución y por los daños
derivados del embargo económico que reclama Cuba.
Además, mientras miles de cubanos intentan llegar a EE.UU. a través
de Centroamérica, La Habana ha urgido a Washington a que ponga fin a su
ley de "Ajuste Cubano", vigente desde 1966 y que, junto con la medida de
"pies secos/pies mojados", permite quedarse a los cubanos que pisan
territorio estadounidense.
La más reciente crisis de la inmigración cubana tuvo lugar en los
últimos meses de 2015 en Costa Rica y Panamá, donde miles de cubanos que
viajaron vía Ecuador -país que entonces no les exigía visa- quedaron
varados tras la negativa de Nicaragua a permitirles el tránsito para
llegar a México y cruzar la frontera con EEUU.
No obstante, el diálogo sobre migración era uno de los escasos
contactos bilaterales que mantenían EE.UU. y Cuba antes del
restablecimiento de relaciones diplomáticas anunciado en diciembre de
2014 y desde entonces han celebrado varias rondas de conversaciones
sobre ese tema.
La base del diálogo migratorio bilateral radica en los acuerdos de
1994 y 1995, por los que Cuba y EEUU se comprometieron a mantener una
inmigración "segura, legal y ordenada" para evitar la repetición de
crisis migratorias como la de esos años, cuando decenas de miles de
"balseros" trataron de llegar en frágiles embarcaciones.