Paella valenciana y jamón pata negra de España, mezcal de Tamaulipas
(México), croquetas de quinoa de Perú, café de Guatemala, chipás de
Paraguay, caipirinha de Brasil, guisos con pescados y mariscos de
Ecuador y vino Malbec y Humita de Mendoza (Argentina).
Esas fueron algunas de las muchas delicias que se
pudieron degustar en la inauguración de Fibega en el Centro
de Convenciones de Miami Beach, donde los fogones echaban humo y los
cocineros de cada pabellón se afanaban en sacar nuevos platos.
El español Roi Correa, presidente de Fibega Miami, dijo que la
feria ha llegado para quedarse, pues cuenta con el apoyo de las
autoridades del condado de Miami-Dade y de la alcaldía de Miami Beach, y
ya están preparando la que tendrá lugar en mayo de 2020.
Una de las razones por las que se ha escogido Miami para Fibega, que
inició su andadura en Mérida (España) en 2016 y siguió en Buenos Aires
en 2017, es el hecho de ser un centro de conectividad y logística con
importantes lazos con América Latina y Europa.
La
otra es que "Estados Unidos es el primer emisor de turistas del mundo" y
la posibilidad de dar gusto al paladar es la primera motivación para
los viajeros estadounidenses, señaló Correa.
Solo el
gasto en comidas y bebidas que hacen los estadounidenses cuando viajan
justifica una feria como esta: unos 58.000 millones de dólares en 2017,
según un reciente estudio de Skift Research.
La
primera edición de Fibega en Miami tiene un fuerte componente
latinoamericano y español, aunque el invitado de honor es Macao, un
pequeño territorio en el sureste de China que fue colonia portuguesa y
cuenta con 12 restaurantes con estrellas Michelin y 19 puestos de comida
callejera recomendados por la guía de igual nombre.
Al igual que Macao, Guatemala ha decidido promocionarse como destino
turístico gastronómico en Miami bajo el paraguas de Fibega.
El director general de Turismo de Guatemala, Jorge Mario Chajón,
reconoció que la gastronomía guatemalteca es poco conocida fuera
de sus fronteras, pero recalcó que el país tiene "una riqueza
gastronómica única".
"Guatemala es uno de los 19
países considerados megadiversos en el mundo", subrayó Chajón, quien
anunció que esperan presentar en noviembre una estrategia nacional de
gastronomía con el objetivo de conquistar por el paladar a muchos más
turistas.
Si la cocina paraguaya no se conoce en el
mundo es "por falta de promoción", dice la chef Sofía Pfannl
mientras prepara un plato típico a base de harina de mandioca, queso,
grasa de cerdo y un poco de leche.
La profesora y
cocinera Graciela Martínez, una estudiosa de la "etnococina" paraguaya,
se presenta en el pabellón de Paraguay en Fibega con "Poytáva", su libro
de recetas bilingüe en español y guaraní fruto de 35 años de
investigación.
Martínez dice que Paraguay no puede
compararse con otros países latinoamericanos con una diversidad de
climas que les da una gran riqueza de productos. Sus grandes bazas son
el maíz y la yuca.
En el pabellón de Perú, el país de
Suramérica número uno en turismo gastronómico, Arlette Eulert, dueña y
cocinera del restaurante limeño "Matria" y galardonada con el premio
Summum a la mejor chef de su país, comparte protagonismo con Fabricio,
un peruano con tres restaurantes en Miami, durante la jornada inaugural
de Fibega.
Los "superalimentos" peruanos, como la
quinoa, el yacón y la kiwicha, la cocina sostenible y el desarrollo
social son tres aspectos que Perú quiere destacar en Fibega.
Cristina Mengarelli, directora de desarrollo turístico de la provincia
argentina de Mendoza, señala que los mayores atractivos mendocinos son
"el vino y la montana" y por ellos llegan personas de todas partes del
mundo a esa zona de los Andes argentinos.
Como "de la
mano del vino llega siempre la comida", en Fibega no solo se puede
degustar un "emblemático y característico" Malbec mendocino, sino
"humita", un guiso de maíz, y un popular "choripán".
En el pabellón de la región española de Valencia, la paella no falta,
pero hay otros atractivos como el "agua" que lleva su nombre, un coctel
hecho principalmente con cava y zumo de naranja.
El
chef Nacho Romero, que tiene un restaurante, "Kaymus", y otros dos
locales gastronómicos en Valencia, señala que "a la paella le pasa como a
la pizza".
Son platos que ya no se asocian con las
ciudades donde tienen su cuna, Valencia y Nápoles, sino con España e
Italia, respectivamente, y tan internacionales que se preparan de muy
distintas maneras y con ingredientes que a veces poco tienen que ver con
los originales, pero eso no quiere decir que estén "prostituidos" .
"La cocina es libertad", subraya Romero.