LA HABANA.- Un año y medio después de que Cuba
pisara el freno del sector privado, hoy se ha reanudado la concesión de
licencias a trabajadores autónomos y han entrado en vigor las nuevas
normativas para regular su actividad, suavizadas en el último minuto
ante el malestar de este pujante colectivo.
Los
próximos emprendedores cubanos, que se unirán a los más de medio millón
ya operativos, formaron largas colas frente a delegaciones del
Ministerio de Trabajo para solicitar las licencias que les permitirán
ejercer hasta 26 tipos de negocio diferentes al margen del sector
estatal.
"Vengo a cumplir mi sueño y abrir un pequeño
restaurante", indicó un joven de 29 años del distrito de Vedado,
que hoy acudió a solicitar su licencia para convertirse en
"cuentapropista", como se conoce a los trabajadores autónomos en Cuba,
un país que abandona paulatinamente la ortodoxia comunista para abrir
las puertas a la iniciativa privada.
Esta isla de
unos 11,1 millones de habitantes cuenta al cierre de 2018 con 588.000
cuentapropistas, cifra que representa un 13 por ciento de la población
activa y casi cuadruplica los 157.000 de 2010.
Aquel
año el expresidente Raúl Castro normalizó el trabajo por cuenta propia
para descargar las abultadas plantillas de trabajadores estatales, un
avance que se vio frenado en 2017 cuando el Gobierno suspendió la
concesión de licencias para "reordenar" el sector privado y eliminar
ilegalidades.
En paralelo a la reactivación de
licencias, hoy han entrado en vigor las nuevas normas que regulan el
trabajo por cuenta propia y que habían estado envueltas en una fuerte
polémica al incluir ciertas restricciones temidas y protestadas por los
autónomos.
Para alivio de este colectivo, sin
embargo, el Gobierno anunció a última hora que ya no se aplicaría la
limitación de una sola licencia por persona, ni la que restringía a 50
asientos la capacidad de los restaurantes, una de las actividades más
solicitadas por los nuevos emprendedores junto a la de alquiler de
viviendas o habitaciones a turistas.
Esta inusual
rectificación se interpreta como un gesto de apertura del otrora
inflexible Ejecutivo cubano, presidido desde abril por el ingeniero de
58 años Miguel Díaz-Canel, primer líder nacido tras la Revolución de
1959 y que brinda ocasionalmente guiños progresistas frente a la aún
influyente vieja guardia del Partido Comunista (PCC, único legal).
"No hay por qué creer que las rectificaciones son retrocesos, ni
confundirlas con debilidades cuando se escucha al pueblo. Revolución es
cambiar todo lo que deba ser cambiado. Ninguno de nosotros puede tanto
como todos nosotros juntos. #SomosCuba #SomosContinuidad", publicó hoy
el presidente de Cuba en su cuenta de Twitter.
Para
el politólogo cubano Carlos Alzugaray, este tuit muestra que los avances
de hoy son parte de "una ofensiva del Gobierno para responder un poco a
las demandas populares" e interpreta que el equilibrio entre
conservadores y aperturistas dentro del propio "establishment" cubano se
está desestabilizando en favor de los segundos.
"Hay
una contradicción entre los que quieren materializar el camino (de
reformas) que ya trazó Raúl Castro y los que están mirando para la época
de Fidel Castro. Fidel hizo lo que tenía que hacer, pero ya estamos en
otro momento", declaró el experto.
También se ha
venido planteando, especialmente después de una extensa gira asiática de
Díaz-Canel en noviembre, si Cuba acabará imitando los modelos de países
como China y Vietnam, que en las últimas décadas han logrado altos
niveles de crecimiento abriéndose al mercado sin necesidad de abandonar
el sistema de partido (Comunista) único.
"Creo que en
Cuba hay esa voluntad de amplios sectores de hacer eso, un tipo de
política similar pero adaptada a la realidad cubana", opinó el
politólogo, a pesar de que muchos dirigentes en la isla aún demonizan la
búsqueda individual de prosperidad, fomentada en ambos modelos
asiáticos.
En cuanto al famoso lema "hacerse rico es
glorioso" atribuido al expresidente chino Deng Xiaoping y que ilustra el
cambio de modelo económico del gigante asiático -hoy principal socio
comercial de Cuba-, Alzugaray vaticina que "aquí quizás no se llegue a
glorificar el enriquecimiento, pero sí a tolerarlo".