viernes, 7 de diciembre de 2018

Los trabajadores por cuenta propia retoman la iniciativa en Cuba

LA HABANA.- Un año y medio después de que Cuba pisara el freno del sector privado, hoy se ha reanudado la concesión de licencias a trabajadores autónomos y han entrado en vigor las nuevas normativas para regular su actividad, suavizadas en el último minuto ante el malestar de este pujante colectivo.

Los próximos emprendedores cubanos, que se unirán a los más de medio millón ya operativos, formaron largas colas frente a delegaciones del Ministerio de Trabajo para solicitar las licencias que les permitirán ejercer hasta 26 tipos de negocio diferentes al margen del sector estatal.
"Vengo a cumplir mi sueño y abrir un pequeño restaurante", indicó un joven de 29 años del distrito de Vedado, que hoy acudió a solicitar su licencia para convertirse en "cuentapropista", como se conoce a los trabajadores autónomos en Cuba, un país que abandona paulatinamente la ortodoxia comunista para abrir las puertas a la iniciativa privada.
Esta isla de unos 11,1 millones de habitantes cuenta al cierre de 2018 con 588.000 cuentapropistas, cifra que representa un 13 por ciento de la población activa y casi cuadruplica los 157.000 de 2010.
Aquel año el expresidente Raúl Castro normalizó el trabajo por cuenta propia para descargar las abultadas plantillas de trabajadores estatales, un avance que se vio frenado en 2017 cuando el Gobierno suspendió la concesión de licencias para "reordenar" el sector privado y eliminar ilegalidades.
En paralelo a la reactivación de licencias, hoy han entrado en vigor las nuevas normas que regulan el trabajo por cuenta propia y que habían estado envueltas en una fuerte polémica al incluir ciertas restricciones temidas y protestadas por los autónomos.
Para alivio de este colectivo, sin embargo, el Gobierno anunció a última hora que ya no se aplicaría la limitación de una sola licencia por persona, ni la que restringía a 50 asientos la capacidad de los restaurantes, una de las actividades más solicitadas por los nuevos emprendedores junto a la de alquiler de viviendas o habitaciones a turistas.
Esta inusual rectificación se interpreta como un gesto de apertura del otrora inflexible Ejecutivo cubano, presidido desde abril por el ingeniero de 58 años Miguel Díaz-Canel, primer líder nacido tras la Revolución de 1959 y que brinda ocasionalmente guiños progresistas frente a la aún influyente vieja guardia del Partido Comunista (PCC, único legal).
"No hay por qué creer que las rectificaciones son retrocesos, ni confundirlas con debilidades cuando se escucha al pueblo. Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado. Ninguno de nosotros puede tanto como todos nosotros juntos. #SomosCuba #SomosContinuidad", publicó hoy el presidente de Cuba en su cuenta de Twitter.
Para el politólogo cubano Carlos Alzugaray, este tuit muestra que los avances de hoy son parte de "una ofensiva del Gobierno para responder un poco a las demandas populares" e interpreta que el equilibrio entre conservadores y aperturistas dentro del propio "establishment" cubano se está desestabilizando en favor de los segundos.
"Hay una contradicción entre los que quieren materializar el camino (de reformas) que ya trazó Raúl Castro y los que están mirando para la época de Fidel Castro. Fidel hizo lo que tenía que hacer, pero ya estamos en otro momento", declaró el experto.
También se ha venido planteando, especialmente después de una extensa gira asiática de Díaz-Canel en noviembre, si Cuba acabará imitando los modelos de países como China y Vietnam, que en las últimas décadas han logrado altos niveles de crecimiento abriéndose al mercado sin necesidad de abandonar el sistema de partido (Comunista) único.
"Creo que en Cuba hay esa voluntad de amplios sectores de hacer eso, un tipo de política similar pero adaptada a la realidad cubana", opinó el politólogo, a pesar de que muchos dirigentes en la isla aún demonizan la búsqueda individual de prosperidad, fomentada en ambos modelos asiáticos.
En cuanto al famoso lema "hacerse rico es glorioso" atribuido al expresidente chino Deng Xiaoping y que ilustra el cambio de modelo económico del gigante asiático -hoy principal socio comercial de Cuba-, Alzugaray vaticina que "aquí quizás no se llegue a glorificar el enriquecimiento, pero sí a tolerarlo".