La gente sabe un montón de cosas sobre Cuba. Puede que venga desde el
post colonialismo, cuando se independizó y como se instaló en el
lenguaje popular: “se perdió Cuba” Ese término de haber perdido algo
propio no es un regusto del lenguaje colonial, no desciende de la acción
política de la metrópoli con la colonia. Expresaba el dolor de haber
dejado por el camino la perla del Caribe, lo mas preciado,
probablemente, de las posesiones españolas en América.
Con Cuba se acabó
el sueño de España como potencia mundial y la depresión consecuente fue
de caballo. El país entero entro en una espiral de melancolía y
desánimo cuyas consecuencias, creo, aún seguimos sufriendo. El complejo
de gente venida a menos, de decadencia es tremendamente
desolador y muy gráfico para los demás que observan los pantalones
deshilachados, la camisa raída o el pobre abrigo. Esa España que dejó de
soñar, lo es, desde que Cuba “se perdió”.
Cuba, dependiente de la metrópoli española, se independizó con la
ayuda capital de los Estados Unidos de América, que no dudó en emplear
las mas vergonzosas y desleales prácticas para conseguirlo. Desde que en
1812 propuso al Reino de España la compra de la Isla, estuvo detrás de
hacerse con ella como fuese. En enero de 1898 mando el Maine a
La Habana, donde lo hizo explotar hasta que atacó las posiciones
españolas y en julio España solicitó el armisticio. Con ello, empezó la
segunda etapa de Cuba.
Tras independizarse, pasó a depender de los EEUU.
Pasó de los amantes brazos españoles a los implacables desmanes
americanos. Hasta que en 1902 se proclamó la República, el gobierno
efectivo fue de los Estados Unidos que entre otras cosas favoreció la
salida de los productos cubanos a los Estados Unidos con una rebaja del
20% de aranceles y a sus propios productos para entrar en Cuba con un
40%. En 1903 firma la cesión para instalar la base militar de
Guantánamo, aún hoy tristemente célebre.
Desde ese momento Cuba se convierte en un país dependiente y sus
sucesivos gobiernos mas o menos constitucionales, gobiernos títeres de
los Estados Unidos que no tardo sino 16 días en reconocer al General
Batista su golpe militar del 10 de marzo de 1952. En 1955 Batista
ofreció Licencia de juego a quien invirtiera 1.000.000 de $ en un Hotel y
250.000 en un Casino, para cuyas construcciones anunció generosas
ayudas gubernamentales. El juego, la prostitución y el tráfico de drogas
se enseñorearon del país y Cuba pasó a depender no de los Estados
Unidos. Pasó a depender de la Mafia.
Entre 1898 y 1961 USA controló 2/3 del tejido empresarial cubano, el
90% de la extracción de minerales, el 90% de la telefonía y la
electricidad, proporcionaba el 80% del combustible que se consumía y el
50% de la Industria azucarera, que no era ni mucho menos el monocultivo
que impuso por razones estratégicas en la II Guerra Mundial.
Pasó a ser
el prostíbulo americano y su dependencia económica fue igualando su
declive moral. La dignidad dejó de tener su plaza en el diccionario de
la vida social de la isla y ese patio trasero fue testigo de las
prácticas mas ignominiosas que se recuerdan en la región.
Los cruceros
de placer que llegaban de Miami cargados de dólares incontrolados
impusieron una forma de vida vergonzante, donde la trata de personas y
la violación de leyes y prácticas vitales mas elementales, fueron
retratadas de manera ingenua pero eficacísima por Carlos Puebla:
Aquí pensaban seguir
Ganando el ciento por ciento
Con casas de apartamentos
Y echar al pueblo a sufrir
Y seguir de modo cruel
Contra el pueblo conspirando
Para seguirlo explotando
Y en eso llegó Fidel
Se acabó la diversión
Llegó el comandante
Y mandó a parar.
Faltan tantas salmodias que Toledo se reduce a una sola mirada. Febrero
(*) Profesor Ayudante de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid