LA CORUÑA.- «Cuando salí de Cuba, / dejé mi vida, dejé mi
amor. / Cuando salí de Cuba, / dejé enterrado mi corazón». Durante los
primeros años de la revolución, esta canción de Luis Aguilé se convirtió
en un himno para quienes se marchaban de la isla dejando no solo el
corazón, sino sus bienes, desde hoteles hasta terrenos o negocios. El Gobierno cubano podía quedarse con esas propiedades, «pero pagando a los afectados»,
argumentan desde 1898. Compañía de Recuperaciones Patrimoniales en
Cuba a La Voz de Galicia.
Esta empresa ha ido reuniendo en los últimos años la documentación
de casi 400 familias gallegas que tuvieron que dejar la isla entre los años 1959 y 1962 abandonando los bienes que tenían allí. Esas propiedades, de las que sus descendientes tienen la documentación, están valoradas en unos 3.500 millones de dólares (más de 3.100 millones de euros), según explican en la compañía.
En el caso de que recuperaran esas propiedades, o al menos su valor, la empresa 1898, con sede en Barcelona, se llevaría el 30 % del valor total, aunque no lo cobrarían «hasta el final», puntualizan.
En algún caso, las reclamaciones suman 400 millones de euros, teniendo en cuenta las propiedades que los exiliados dejaron en Cuba, siendo los edificios los bienes más habituales.
En el caso de que recuperaran esas propiedades, o al menos su valor, la empresa 1898, con sede en Barcelona, se llevaría el 30 % del valor total, aunque no lo cobrarían «hasta el final», puntualizan.
En algún caso, las reclamaciones suman 400 millones de euros, teniendo en cuenta las propiedades que los exiliados dejaron en Cuba, siendo los edificios los bienes más habituales.
Cada reclamante ha de
documentar las pertenencias que sus antepasados tenían en Cuba y de las
que no siempre tienen una idea exacta ya que a veces «hablan de un
edificio y es una casita», indican desde la empresa, que lleva siete
años trabajando con los afectados y, sostienen, han avanzado «más en los
últimos tres años que en los 50 anteriores».
Los responsables de la empresa 1898. Compañía de Recuperaciones
Patrimoniales en Cuba convocaron varias reuniones en Galicia para dar a
conocer su proyecto a las familias que pudieran estar afectadas.
Carmen
Folgar fue una de las asistentes al encuentro que reunió en Compostela a
más de cien hijos y nietos de los emigrantes que habían tenido que
dejar sus bienes en la isla. Acudía con una carta de su tío Ramón, dueño
del hotel Tullerías, de La Habana, y explicaba: «Meu tío conseguiu saír da illa, pero alí quedaron outros familiares, tamén sen nada, que despois lograron chegar a Miami».
Esta vecina de Brión conservaba la misiva que su pariente había enviado
a la familia en el año 1959 y en la que detallaba todas las propiedades
que tenía en Cuba, entre las que contaba desde zapaterías hasta
comercios.
También tenía un hotel, el Perla de Cuba (en la imagen), el coruñés Ramiro Sánchez Casteleiro. En él, según cuentan sus familiares, «tienen una habitación, toda de color rosa, que está intacta intacta... igual que cuando Raúl Castro se hospedó allí. Y la abren en muy contadas ocasiones».
También tenía un hotel, el Perla de Cuba (en la imagen), el coruñés Ramiro Sánchez Casteleiro. En él, según cuentan sus familiares, «tienen una habitación, toda de color rosa, que está intacta intacta... igual que cuando Raúl Castro se hospedó allí. Y la abren en muy contadas ocasiones».
El líder
cubano ya se había alojado en el hotel antes de que empezara la
revolución y poco después de su estancia, Ramiro Sánchez, evocan sus
familiares, recibió un consejo: «Es una buena época para marcharte».
Y
se marchó al día siguiente del aviso, con un baúl por todo equipaje y
con destino a Vigo. Había emigrado al país caribeño siendo niño y poco
después se le unieron varios familiares. En los años ochenta del siglo
pasado, los trabajadores que construían el ferrocarril en la ciudad de
Santiago se hospedaban en dicho hotel.