La
Asociación de Banqueros Internacionales de la Florida (FIBA), que
cuenta como socios a unas 60 entidades bancarias, abrió este martes su
conferencia anual Anti Lavado de Dinero, en la que se reúnen
representantes de los entes reguladores del sistema financiero y de las
entidades reguladas.
Cómo hacer negocios con Venezuela bajo el régimen de
sanciones impuesto por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, a
través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), fue el
tema de una de las primeras sesiones plenarias de hoy.
Las
sanciones, que comenzaron durante la Presidencia de Barack Obama
(2013-2017), han ido creciendo y las personas castigadas con esas
medidas han pasado de seis a unas 70 actualmente, incluido Nicolás
Maduro, al que el actual Gobierno estadounidense, que apoya al líder
parlamentario Juan Guaidó, no reconoce como presidente.
"Son
sanciones muy complicadas, muy difíciles de aplicar", dijo Andrés
Fernández, abogado, directivo de Holland & Knight, presidente del
Comité de Sanciones de FIBA y consejero de OFAC.
"Varios"
bancos de Florida y de otras partes del país han optado por no hacer
ningún tipo de transacción con Venezuela, a pesar de que no todas están
prohibidas, señaló a los periodistas.
Por un lado no
tienen los recursos adicionales para verificar rigurosamente cada
operación con Venezuela y por otro quieren evitar ser sancionados ellos
mismos por "meter la pata" y autorizar algo que está prohibido, explicó.
A
juicio de este especialista, cuando en enero pasado OFAC incluyó a
PDVSA en las sanciones, la medida se presentó como "la opción nuclear",
es decir la última y final, pero después se han anunciado sanciones
secundarias contra entidades financieras no estadounidenses que
presuntamente están facilitando las actividades de la principal empresa
venezolana.
Fernández destacó que el hecho de que el
Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunciase este lunes medidas
contra el banco ruso Evrofinance Mosnarbank por ayudar al Gobierno de
Venezuela a eludir las sanciones económicas de EE.UU., a través de la
utilización de la criptomoneda "petro", debe servir de aviso a otros
bancos no estadounidenses.
El directivo de FIBA
recalcó que PDVSA es "radiactiva" para la banca estadounidense, que "no
puede procesar actividad directa o indirectamente relacionada" con esa
empresa.
Está
habiendo algunas demoras en los pagos y la banca tiene que aumentar sus
recursos y esfuerzos para aplicar la ley, lo que tiene un costo aunque
sea indirecto, subrayó.
A juicio de Daniel Gutiérrez,
vicepresidente y gerente de riesgo regulatorio del Ocean Bank, un banco
fundado hace 35 años en Miami con capital venezolano, "lo más trabajoso"
de todo el sistema de sanciones son las "licencias generales", en las
que se establecen las prohibiciones y las excepciones.
Gutiérrez,
que actuó como moderador en el panel sobre Venezuela, puso como ejemplo
el hecho de que hay compañías petroleras con actividad en ese país,
como Chevron, que pueden exportar petróleo según las licencias
generales.
Sin embargo, la licencia general prohíbe
exportar ciertos diluentes del petróleo y eso es algo "muy complicado"
de manejar para los bancos, subrayó.
Otro de los
panelistas, John Tobon, agente especial del Departamento de Seguridad
Nacional (DHS), se refirió al ingreso de dinero ilícito de los corruptos
venezolanos al sistema financiero de EE.UU.
Según
explicó, en general, cuando se trata de lavado de dinero se piensa
en el narcotráfico y los controles están generalmente enfocados en eso.
Por
eso puede ser "más fácil" que entre el dinero "sucio" producto de
fraude contractual y otras mañas de la corrupción, el cual puede ser
confundido con la fuga de capitales de personas que sacan sus ahorros
para protegerlos de la inestabilidad que reina en su país o dinero
lícito para dedicarlo a la inversión.
Uno de los
principales indicios de que se trata de algo vinculado a la corrupción
es que, a diferencia del lavado de dinero del narcotráfico u otras
actividades delictivas, este dinero sucio nunca se convierte en
billetes, es siempre electrónico y se transforma en casas, barcos y
autos de lujo, según Tobon.
Pero, además, chocan las
cantidades. Son transferencias de 40 o 50 millones de dólares y entran y
salen de varias cuentas de una manera rápida.
A la
pregunta de si el Gobierno de EE.UU. entregaría al Gobierno surgido de
una transición democrática en Venezuela el dinero incautado a algunos de
los corruptos detenidos, Tobon dijo que existen mecanismos para eso y
recordó casos en que se devolvió dinero a Italia y a Nicaragua (del
expresidente Arnoldo Alemán).
Tobon mencionó también
que a un hijo del presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, se le
incautaron bienes en EE.UU. y el dinero obtenido de su venta fue
entregado a una organización no gubernamental que lo administra para que
pueda ayudar a la gente de ese país africano.
Uno de
los participantes del panel sobre Venezuela, Eugenio Hernández-Bretón,
socio de Baker & McKenzie no pudo asistir, pues su vuelo desde
Caracas fue suspendido por el apagón.