sábado, 18 de abril de 2020

La Florida sufre porque nadie necesita plantas ornamentales durante la pandemia


MIAMI.- Las palmeras que bordean muchos bulevares en Estados Unidos, los setos que dividen jardines y parques, las bromelias y las orquídeas que se venden en los supermercados... buena parte se cultiva en La Florida.

Pero los productores del "estado del Sol" están ahogándose porque nadie necesita una planta ornamental durante la pandemia.
"Este es el tiempo de la floración del hibisco. Si nosotros no vendemos eso, nos lo vamos a tener que comer en ensalada", dice Francisco González, el dueño de Primavera Nursery, un pequeño vivero en la ciudad floridiana de Homestead.
En esta localidad agrícola al sur de Miami se cultiva buena parte de las plantas ornamentales que vende La Florida a constructores, paisajistas, supermercados y tiendas como los Home Depot y Walmart de todo el país.
Pero la pandemia, en su destructivo avance, ahogó también este sector justo cuando entraba en su temporada alta por el cambio de estación, porque marzo es el mes en que los consumidores del centro y norte del país comienzan a arreglar sus jardines.
"Todo el año esperando este momento y nos cae esta desgracia", se lamenta González, un guatemalteco de 46 años.
Su vivero tiene seis hectáreas y produce 70 variedades de plantas ornamentales, como el ficus, el crotón, la clusia, la heliconia... Nada que sea prioritario para los consumidores en tiempos de crisis sanitaria y compras nerviosas.
"El mes de abril estamos casi un 60% por debajo de lo que deberíamos de estar", dice González, quien había hecho inversiones para aumentar la producción este año. "Deberíamos de estar, según la temporada, en un 125% comparado al año pasado".
Para capear el temporal, González redujo el horario de sus 11 trabajadores con el objetivo de extender sus empleos dos semanas más, pero teme que tendrá que despedirlos si el mercado no se reactiva.
"Uno cruza los dedos para que alguien diga 'me voy'", dice.
"Con esta enfermedad, la gente de lo que menos se va a preocupar es de comprar este tipo de plantas. Todo el mercado se cayó. Esos son los primeros trabajadores que perdieron su trabajo", afirma Antonio Tovar, coordinador general de la Asociación Campesina de Florida.
"En lo que es ornamental, el 90% de los trabajadores perdieron su trabajo", dice Tovar.
Sin embargo, es imposible calcular exactamente cuántos trabajadores del campo perdieron su empleo en Florida.
Es un secreto a voces que la gran mayoría son indocumentados, por tanto no se contabilizan, no acceden a beneficios de desempleo y no recibirán el cheque de ayuda federal con el retrato del presidente Donald Trump.
Desde que empezó la crisis derivada del coronavirus a mediados de marzo, 22 millones de estadounidenses han perdido su empleo.
Un reporte del Departamento de Agricultura de mayo de 2019 indica que, a nivel nacional, California y La Florida venden 45% de los 4.770 millones de dólares que genera esta industria.
A nivel local, después del turismo, la agricultura es la segunda industria de La Florida. Dentro de este sector, las plantas ornamentales ocupan el primer lugar con 28% de los ingresos, según la oficina de agricultura del estado.
"Pocas personas están al tanto de la importancia de lo que tienen en sus jardines, porque todo el mundo asocia Miami con Miami Beach, el turismo... pero es un gran motor económico", dice Vanessa Campoverde, una capacitadora especializada en plantas ornamentales del Instituto de Ciencias Agroalimentarias de la Universidad de la Florida.
Y una reducción de la fuerza laboral afectará la salud y calidad de las plantas. 
"Si tienen dos o tres puntos en algunas hojas, o en las flores, te lo piensas dos veces antes de pagar el precio completo", dice.
¿Una solución? "Compre plantas ornamentales", pide Campoverde. "Haga un poco de jardinería (...) Detrás de cada cultivo, hay trabajadores del campo, hay familias que dependen de sus salarios".
Además de que la jardinería es buena para la salud mental, recuerda la experta, y sobre todo en esta época de confinamiento.

Sin turistas en Cuba, el coronavirus también enferma al sector privado


LA HABANA.- Con sus descapotables estadounidenses guardados en los garajes y sus restaurantes y cafés cerrados, La Habana es una ciudad muerta. En Cuba el sector privado sufre desde que la isla cerró sus puertas para frenar la COVID-19.

En el antiguo palacete donde se rodó la película "Fresa y Chocolate" en 1993, la escalera de caracol que conduce a La Guarida, el "paladar" (restaurante privado) más famoso de Cuba, está desierta.
Su dueño, Enrique Núñez, se adelantó a las orientaciones del gobierno. "Decidimos cerrar el restaurante desde el 15 de marzo", nueve días antes del anuncio de las primeras medidas restrictivas.
"Tengo amigos que tienen también restaurantes en España, (y) bueno, me contaron lo que estaba pasando, sobre el peligro (...) que podría traer estar atendiendo al público en esas condiciones", cuenta Núñez.
Cuba, con 11,2 millones de habitantes, reportaba hasta el jueves 862 casos confirmados del nuevo coronavirus -los tres primeros fueron turistas extranjeros- y 27 fallecidos.
En tiempos normales, su restaurante recibe unos 200 comensales por día. Presente en todas las guías, es una visita obligada para muchos extranjeros, especialmente para estrellas como Beyoncé, Madonna, Pedro Almodóvar, cuyas fotos adornan sus paredes.
"Eso fue lo que, principalmente, nos hizo tomar esa decisión", porque "muchas personas llegan a La Habana con la ilusión de conocer La Guarida (...) estábamos en una primera línea", explica Núñez.
En un país socialista donde el Estado domina la actividad económica, el sector privado fue ganando espacio en los últimos años. Actualmente emplea a 605.908 personas, el 13,8% de la fuerza laboral.
Estos "cuentapropistas" principalmente rentan habitaciones, manejan restaurantes, salones de belleza y taxis.
"Muchos negocios privados que se hicieron a lo largo del país (...) estaban montados bajo un esquema de (recibir) turistas, porque realmente el cubano no va a un paladar a gastar 100 dólares por comida", destaca el economista cubano Omar Everleny Pérez.
Y rápidamente previeron el peligro: dos días después del cierre de las fronteras a los no residentes (medida que más tarde se amplió a toda entrada al país), 16.062 trabajadores privados solicitaron la suspensión temporal de sus licencias, entre propietarios de negocio y empleados, según el Ministerio de Trabajo.
Al miércoles 119.079 ya lo habían hecho, un 19% del total, y quedan eximidos temporalmente del pago de impuestos.
Esta crisis sanitaria cayó como un balde de agua fría sobre el sector, ya impactado durante los últimos dos años por el recrudecimiento del embargo de Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump.
"Ya el sector privado venía resintiéndose (...) sobre todo en La Habana cuando dejaron de llegar los cruceros de Estados Unidos", impedidos por Washington de hacer escalas en la isla desde junio pasado, recuerda Pérez.
El histórico acercamiento de 2014 entre Washington y La Habana había convertido a los estadounidenses en el segundo mayor grupo en visitar la isla, después de los canadienses.

Pernod Ricard e Iberostar demandados en EEUU por sus negocios en Cuba

MIAMI.- El gigante francés de los espirituosos Pernod Ricard y la cadena hotelera española Iberostar fueron demandados en tribunales de Estados Unidos por operar con bienes nacionalizados por la revolución cubana, según denuncias este viernes.

Pernod Ricard, número dos en bebidas espirituosas a nivel mundial, está presente desde hace más de 20 años en el país, donde opera una empresa mixta con Cuba Ron S.A., destinada a la producción de Havana Club, el más famoso de los rones cubanos.
La demanda contra la compañía francesa fue interpuesta por la hija del fundador de Coñac Cueto, empresa confiscada en 1963 por el gobierno cubano e integrada a la línea de bebidas Havana Club, según la demandante.
Pernod Ricard dijo que adoptó "las medidas apropiadas para procesar y derrotar esta solicitud sin fundamento".
Iberostar, que opera una veintena de hoteles en Cuba, es demandada por un descendiente del propietario de un edificio en Santiago de Cuba (sureste), confiscado en 1961 por el gobierno, según la denuncia. Un hotel del grupo español ahora ocupa ese inmueble.
Ya procesada bajo esta ley, Iberostar ha anunciado públicamente que las demandas no perjudican de ninguna manera sus planes de abrir nuevos establecimientos en la isla.
La información sobre las dos demandas fue alertada por el Consejo Económico y Comercial EEUU- Cuba, que ha identificado un total de 23 quejas presentadas en los últimos meses, al amparo del Título III de la ley estadounidense Helms-Burton, promulgada en 1996.
Varios grupos importantes, entre ellos Accor, Amazon, Carnival y American Airlines, ya fueron procesadas, pero algunas de estas demandas fueron desestimadas por los tribunales estadounidenses, en particular porque algunos de los querellantes no pudieron probar que su familia era propietaria del objeto de la queja en la época de la revolución cubana.
El Título III de la Ley Helms-Burton, cuya aplicación había sido suspendida por sucesivos presidentes estadounidenses, entró en vigor en mayo bajo la administración de Donald Trump, que ha recrudecido el embargo contra la isla, vigente desde 1962.
Esa norma permite enjuiciar en tribunales estadounidenses a cualquier persona o empresa que haga negocios con bienes nacionalizados durante la revolución de 1959, una definición engañosa que amenaza a los socios extranjeros de la isla.
El gobierno cubano considera que la ley Helms-Burton es inaplicable debido a su naturaleza extraterritorial, una opinión compartida por la Unión Europea, que afirma tener un arsenal legal para contrarrestar esa legislación.