MADRID.- "La revolución cubana es invencible, crece, perdura". Misión
cumplida, Comandante. Pasados 60 años del triunfo de los barbudos de
Sierra Maestra, uno de los grandes hitos del siglo XX, la revolución castrista
permanece sólida en el poder pese a la crisis económica perpetua, la
ausencia de libertades y la persecución de los disidentes.
Todo ello en
medio de unas reformas que avanzan a ritmo de jicotea, la tortuga cubana. Miguel Díaz-Canel, el relevo generacional, ya no se llama Castro, ni siquiera es militar ni tampoco estaba vivo cuando Fulgencio Batista huyó apresuradamente de La Habana en la madrugada del 1 de enero de 1959.
Empeñado en demostrar todos los días que no se trata del Gorbachov cubano,
el nuevo presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros
repite mensajes como el que abre esta crónica, muy parecidos a los de
sus antecesores.
Díaz-Canel evita recordar, no obstante, que en La
Habana no se encuentra pan hace días, que otros alimentos escasean, que
los taxistas han mantenido un pulso inédito con las autoridades en busca
de tarifas más altas y que una parte del sector cultural se ha vuelto a
revelar contra un decreto gubernamental, todo un clásico en revolución.
Nada de ello importa, ni siquiera la anorexia endémica de su economía a la hora de festejar los 60 años de la revolución. Durante las seis décadas transcurridas no se ha dejado de celebrar la victoria del 59 ni un solo día
y de todas las maneras posibles: en los medios, en los colegios, en los
discursos, en la vida diaria. La revolución invencible, como la
denomina el oficialismo, convertida en la revolución perpetua.
"Lo
que más ha sobrevivido de la revolución es la revolución misma, que ha
sabido transformarse en la medida que el orden mundial, donde Cuba es un
actor menor en términos de poder, se lo exigió", resume el politólogo
Arturo López-Levy.
"Hubiese sido imposible sin el Estado que nació de la
revolución, su capacidad redistributiva y el poder que desarrolló para
alistar por coacción o por consenso a la sociedad cubana tras de sí".
Han
pasado 60 años de lo que fue una formidable lucha contra una dictadura,
que durante mucho tiempo surtió de esperanza y sueños a rebeldes e
izquierdistas de todo el continente. Una epopeya de sueños truncados que
el nuevo presidente ha glosado a través de Twitter, uno de sus medios
de comunicación favoritos.
"Santa Clara, la ciudad donde nací, resistió
bombardeos, derribó las paredes de sus casas y levantó barricadas en
apoyo a las tropas del Che. La audacia rebelde descarriló el tren
blindado el 29 de diciembre y aceleró la victoria", rememoró. Faltaban
pocas horas para el gran triunfo, la huida del dictador y el recorrido
triunfal de Fidel desde Santiago hasta La Habana, ciudad a la que entró
el 8 de enero.
En
el cementerio santiaguero de Ifigenia, donde descansan los restos de
Fidel y de José Martí, se concentra la gran celebración de hoy. Las
autoridades presentes recordarán las grandes gestas con su lenguaje
retórico y grandilocuente, sabedores de que la que tienen por delante es
igual de compleja: cómo enamorar a los nietos que ya no sienten la lealtad de sus abuelos.
De
la pasión del 59 a la desesperanza presente, que ha arrojado a
generaciones enteras fuera del país hasta convertir a la isla en el segundo país más viejo de América Latina.
La economía, que no crece más allá de un sospechoso 1% anual, es el
factor clave, y por eso la nueva Constitución, que se refrendará con
absoluta seguridad en febrero, oficializa las reformas de Raúl Castro y
abona el embrión de capitalismo, a través de los cuentapropistas.
"Cuba es una prisión mental",
certifica Amnistía Internacional en su informe sobre la isla, en el que
detalla "décadas sucesivas de uso desproporcionado y arbitrario del
derecho penal y de campañas de discriminación promovidas por el Estado
contra quienes se atreven a protestar o tratan de abandonar el país".
Más de un centenar de presos políticos avalan las denuncias de los organismos de derechos humanos y confirman la persecución contra los disidentes, según una crónica de El Mundo.
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