LA HABANA.- ¿Puede un país del tercer
mundo, en el que cuesta encontrar los huevos o el aceite, ser el que
proporcionalmente tenga más personas por encima de los cien años? Eso aseguran desde Cuba, donde el tema de la longevidad
es una cuestión de Estado, ya que incluso existe una institución donde
se agrupan la mayoría de sus casi 2.600 centenarios, el llamado Club de los 120 Años, según publica hoy el digital español Público.
Fundado en 2003 por el entonces jefe médico de Fidel Castro, el doctor Eugenio Selman-Housein,
el club tiene como objetivo ayudar a sus integrantes a llegar a los 120
años con una actividad satisfactoria gracias a los consejos y prácticas
que vienen directamente de los expertos en longevidad del país y se van
actualizando con el tiempo.
El club está muy relacionado con el Centro de
Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud (CITED),
ubicado en el complejo médico Calixto García, en el que se llevan a cabo
investigaciones y se mantiene un control estricto sobre los más
mayores.
Con una vuelta por el pasillo de las consultas es fácil
escuchar cómo las doctoras –mayoritariamente mujeres—atienden a los
pacientes y les preguntan sobre la última dolencia o problema. Los hay
más perjudicados, como Victoria, de 97 años que espera acompañada de su
nieto. Tiene las manos muy arrugadas y habla de manera muy lenta, pero
se mantiene lúcida porque es capaz de alertar a una familiar de otro
paciente que se le había caído el anillo al suelo.
A Pedro, de 102 años, apenas le queda ningún diente,
pero mantiene una vitalidad sorprendente a su edad. Desde la puerta se
escuchan las bromas que le hace a la doctora y admite que de vez en
cuando todavía se pega a algún baile y sigue fumando.
Al escuchar las conversaciones se percibe en seguida
que el trato es muy diferente al que tiene un médico con un paciente
clásico. Más que nunca las doctoras tratan a los mayores como adultos y
no tratan de ser duros con los hábitos que deben llevar a estas alturas.
Este es un rasgo característico de la medicina cubana que el Gobierno
siempre saca a relucir. En todas las disciplinas, los médicos del país
tratan al paciente de manera “integral” y no se centran únicamente en el
problema concreto, explica una doctora del Cited.
Las claves de la longevidad cubana
Para ella, las claves de la longevidad cubana tienen múltiples razones que no sólo coinciden con el sistema público de salud
que se instauró a partir del triunfo de la Revolución de 1959, como
intenta hacer ver la versión oficial. Además, buena parte de los ahora
mayores han vivido guerras y sufrieron las penurias del llamado Periodo
Especial, la grave crisis económica que vino después del derrumbe de la
Unión Soviética a principios de los noventa, en la que objetivamente
hubo hambre en Cuba.
La doctora dice que se debe tener en cuenta la
vitalidad con la que la gente vive en el país y el hecho de que haya
muchos hábitos saludables arraigados en la idiosincrasia del país como
la actividad física y una gran sociabilidad.
Jenny, una socióloga que da clases en la Universidad de La Habana, apunta a la importancia de la solidaridad de los cubanos
como clave para la longevidad. Explica que con pensiones máximas de 15
dólares al mes es “inplanteable tener algo parecido a una vida digna”,
pero que gracias a las redes familiares y vecinales Cuba no es uno de
los países donde más duro es hacerse mayor.
En la capital es muy común que los vecinos, de manera
inconsciente, se preocupen por saber cómo están los miembros de su
edificio y, en caso de haber personas mayores solas, les traigan comida,
los acompañen al médico o les hagan compañía de vez en cuando. Jenny
cuenta que aquellos ancianos que no cuentan con estas redes a veces se
ven obligados a trabajos sencillos como vendedores de periódico o
aparcadores con edades muy avanzadas.
Aún así, la socióloga dice sentirse muy orgullosa de
pertenecer a un país en el que el Estado no escatima en destinar
recursos para alargar la vida de sus mayores por mucho que no sea
rentable económicamente. Cuba cuenta con pirámide de población fuertemente envejecida que será un reto social y financiero en las próximas décadas.
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