WASHINGTON.- El
Gobierno de EE.UU. anunció este martes que prohibirá los viajes en
crucero a Cuba, lo que asesta un gran golpe a la economía cubana y a esa
pujante industria que había crecido desde el deshielo iniciado en 2014.
El
Departamento de Estado especificó en un comunicado que "EE.UU. no
permitirá las visitas a Cuba a través de embarcaciones de pasajeros y
embarcaciones recreativas, incluidos cruceros y yates, así como aviones privados y corporativos".
A pesar de las nuevas restricciones, los vuelos comerciales podrán seguir operando entre EE.UU. y Cuba.
Según
explicó una portavoz del Departamento de Estado, el Ejecutivo ha
decidido mantener los vuelos comerciales porque suelen ser usados por
los cubano-estadounidenses para visitar a sus familias en la isla,
mientras que los cruceros se usan para hacer turismo, algo que los estadounidenses tienen prohibido por ley.
En
concreto, esa fuente indicó que EE.UU. ha decidido prohibir los viajes
en crucero y yate, así como los vuelos privados y corporativos para
impedir que "el régimen cubano y sus servicios militares, que controlan
la industria del turismo en Cuba, accedan a dólares estadounidenses".
En Cuba muchos de los hoteles son propiedad de empresas controladas por
las Fuerzas Armadas y gestionados en régimen de empresa mixta por
corporaciones extranjeras, como el grupo Meliá, con sede en España.
Las restricciones sobre los cruceros entran en vigor hoy mismo, especificó el Departamento de Comercio en un comunicado.
Entretanto,
el Gobierno de EE.UU. anunció hoy que, a partir del 5 de junio, los
estadounidenses tendrán prohibido hacer viajes culturales y educativos
de contacto con el pueblo cubano, conocidos en inglés como "people to
people" y que habían permitido a miles de personas visitar la isla desde
el deshielo iniciado en 2014.
Ese acercamiento impulsado por el entonces presidente estadounidense, Barack Obama,
y su homólogo cubano, Raúl Castro, facilitó los viajes a Cuba e impulsó
el negocio a las aerolíneas y cruceros que comenzaron a hacer trayectos
comerciales entre los dos países.
El Gobierno del presidente de EE.UU., Donald Trump,
alega que las nuevas restricciones buscan hacer frente al "papel
desestabilizador" de Cuba en Latinoamérica, especialmente por su apoyo
al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y su homólogo nicaragüense,
Daniel Ortega.
Desde que llegó a
la Casa Blanca en enero de 2017, Trump ha endurecido la política hacia
Cuba con reducciones del personal diplomático, la activación de una ley
que permite demandas en tribunales estadounidenses por bienes
expropiados tras la Revolución y sanciones a los hoteles de la isla,
aumentando el alcance del embargo económico y comercial.
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