WASHINGTON.- El Gobierno de Miguel Díaz-Canel ha tomado posiciones en todos los frentes, desde el represivo hasta el propagandístico pasando por el de la Inteligencia, para blindarse ante las prohibidas “marchas por la libertad” del 15 de Noviembre o 15-N. Las protestas vienen a continuar el estallido popular contra el régimen que el 11 de julio acabó con cientos de detenidos y decenas de heridos; algunos por disparos, según los protagonistas, según el corresponsal del periódico catalán La Vanguardia.
Los agentes de la seguridad cubana han multiplicado estos días las detenciones e interrogatorios a los activistas a quienes atribuyen un papel relevante en la organización del 15-N. El dramaturgo Yunior García Aguilera, cabeza visible de la plataforma convocante, Archipiélago, aseguró el viernes que la policía acababa de amenazarle con encarcelarle.
García Aguilera, con el que La Vanguardia contactó hace unos días, cuando empezaba a tener “graves problemas con internet” que ayer hacían imposible dar con él, comunicó a través de las redes su propósito de protagonizar él solo, hoy domingo, una marcha previa por la emblemática calle 23 del barrio habanero del Vedado con una simple rosa blanca.
El activista subrayó el carácter pacifista del colectivo Archipiélago y del movimiento del 15-N. Y llamó a los potenciales participantes en la manifestación “a no hacer nada que ponga en riesgo su integridad física y la de otros”. Porque “nuestro objetivo –escribió– es acabar con la violencia, no multiplicarla; nuestra meta es que liberen a los presos políticos, no aumentar las listas de detenidos. Queremos hallar un camino cívico para alcanzar derechos y construir un nuevo pacto social”.
Según él mismo dijo después a la CNN, la seguridad del Estado respondió a los llamamientos de García Aguilera con la advertencia de que, si sale hoy a manifestarse”, se expone a que lo arresten. “Nuestras sentencias ya están firmadas. Me han dicho que no me van a permitir marchar este domingo, ni siquiera en la forma pacífica en que lo he anunciado. Incluso me han informado de la cárcel a la que voy a ir: Combinado del Este”, relató.
Mientras, también el viernes, la policía detuvo en Santa Clara al conocido opositor Guillermo Fariñas, premio Sájarov del Parlamento Europeo. Los agentes hubieron de ingresarle en el hospital provincial Arnaldo Milián, por un problema renal, con la previsión de conducirle ante el fiscal en cuanto se recuperase. La familia de Fariñas no sabía ayer el motivo del arresto; solo que iban a procesarle penalmente. Pero era la segunda vez que le detenían este mes, y en la ocasión anterior la imputación se refería a su defensa del 15-N en redes sociales.
Por esa misma razón, las autoridades citaron a declarar los activistas Víctor Ruiz y Omar Mena, a la periodista Yadiris Luis Fuentes, de ADN Cuba, o al chef y opositor Raúl Hernández González Bazuk, entre otros.
El presidente Miguel-Díaz Canel pronunció un discurso televisado en el que atribuyó la “construcción del 15-N a “la estrategia imperial para tratar de destruir la Revolución Cubana”; es decir, a la mano negra de Estados Unidos. “A nosotros eso no nos quita el sueño. Estamos tranquilos, atentos y alertas”, aseguró, para luego advertir: “También estamos preparados para defender la Revolución y enfrentar cualquier acción injerencista contra el país, sobre todo si atenta contra la paz, la seguridad ciudadana y nuestro orden constitucional”.
Después del 11 de julio, Díaz-Canel animó a “defender la revolución al
precio que sea”. Afirmó que “la orden de combate está dada”... Y a día
de hoy no consta que tal consigna se haya desactivado, Por contra, la
“prensa independiente” que opera en las redes lleva semanas informando
de cómo el aparato de la seguridad está movilizando a las “brigadas de
respuesta rápida” que, formadas por civiles, suelen participar en la
represión de cualquier manifestación prohibida en Cuba. La tensión en la
isla es enorme.
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