LA HABANA.- Las autoridades cubanas descartaron
que este verano se vayan a producir "apagones" eléctricos en la isla
pese a la crisis económica que atraviesa el país y que afecta, entre
otros ámbitos, al suministro de combustible.
"Pueden
ocurrir averías como consecuencias de tormentas eléctricas o eventos
climatológicos, pero no por falta de electricidad", declaró la directora
general de Uso Racional de Energía de la Unión Eléctrica de Cuba,
Elaine Moreno, citada este jueves por medios estatales.
Moreno instó a la población a "hacer un uso racional de
la energía" y contribuir al ahorro de recursos en los próximos meses
estivales, cuando la demanda energética en Cuba se dispara por un mayor
uso de los aires acondicionados y ventiladores, entre otros factores.
Según
un reporte de la televisión estatal, durante el verano se destinan
400.000 toneladas de combustible a las centrales térmicas y los
emplazamientos de generación distribuida.
Pese a esta
llamada a la tranquilidad, entre los cubanos provoca inquietud la
posibilidad de que se repita la situación del "periodo especial", la
profunda recesión que golpeó al país caribeño en la década de los
noventa tras la caída de la Unión Soviética y el abrupto fin de los
subsidios del bloque.
Durante aquellos duros años, los
cortes de electricidad por escasez de combustible eran tan frecuentes
que muchas familias dormían en el suelo e incluso en las azoteas para
combatir el calor, y más que de "apagones" se hablaba de "alumbrones"
cuando regresaba la luz.
Por el momento no se han dado
en la isla problemas severos de abastecimiento de combustible pero en
el sector estatal ya se aplican medidas de ahorro en dependencias y
centros de trabajo, como la restricción de las horas en que funciona el
aire acondicionado.
El Gobierno mantiene, además, una
campaña en contra del desvío de combustible estatal al mercado negro,
una sangría que cuesta millones a las arcas públicas y a la que de
momento las autoridades no han encontrado una solución eficaz.
Cuba
hace frente desde hace unos meses a la peor crisis de las últimas dos
décadas, provocada por la situación de su principal aliado político y
económico, Venezuela, además de la ineficiencia de su economía
centralizada, el recrudecimiento del embargo de Estados Unidos, la caída
de los precios de las exportaciones y los desastres naturales de los
últimos dos años.
El país solo produce el 40 % del
combustible que consume, y completaba la demanda con petróleo venezolano
a precios subsidiados cuyos envíos se han reducido en más de la mitad
desde que comenzó la crisis en el país suramericano.
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