domingo, 14 de julio de 2019

Miami cerca a empresas españolas por enriquecimiento ilícito en Cuba


MIAMI.- Cuenta atrás para las empresas españolas en Cuba. Melià, Iberostar y Barceló están a un paso de tener que defenderse en los tribunales de Miami. La próxima semana empiezan a caducar los plazos, unos treinta días, que tenían para presentar alegaciones o llegar a un acuerdo con los demandantes de origen cubano, que les reclaman dinero por enriquecimiento ilícito en sus antiguas propiedades, confiscadas por el gobierno castrista en 1959, según recuerda La Vanguardia, de Barcelona.

Donde se cuece esta ofensiva legal sin precedentes es en el despacho Rivero Mestre. En la planta número diez de un edificio moderno de oficinas con ventanales acristalados, Ana Malave, abogada de origen venezolana es la que coordina las demandas colectivas, aunque todo el bufete está involucrado en el caso. “Nadie de estas empresas nos ha contactado, cuando lo mejor sería que se llegara a un acuerdo y evitar el pleito”, admite Malave.
En la actualidad, Melià gestiona más de treinta hoteles en Cuba; Iberostar, unos veinte, y Barceló, otros tres. ¿A qué se enfrentan en concreto las hoteleras? Podrían verse obligadas a desembolsar un importe llamado “daño triple”, es decir, tres veces el valor actual de la propiedad en la cual llevan a cabo sus negocios. 

Todavía no se ha hablado de importe a la espera de un peritaje, pero el dinero puede ser considerable. Habrá que ver si el juez se limita a valorar sólo el terreno o incluso los inmuebles que allí se han construido a lo largo de los años. En algunos casos, los demandantes poseen kilómetros de costa en la isla de Cuba, con lo que hay ingentes sumas de dinero en juego.

La base jurídica de la contienda es la entrada en vigor del llamado título III de la ley Helms Burton, una norma que fue aprobada a mitad de los años noventa, con el objetivo de desincentivar las inversiones extranjeras en la isla. 

Dicho título prevé que los ciudadanos que tenían la nacionalidad estadounidense cuando se aprobó la ley pueden exigir en los tribunales de Estados Unidos compensaciones económicas a aquellas empresas que hicieron negocios sobre los terrenos de su propiedad en Cuba que perdieron, tras la expropiación de la revolución cubana, sin cobrar ni un centavo. 

Hasta este año, todos los presidentes suspendieron esta parte de la ley. En mayo, Trump, con el objetivo de ahogar el régimen cubano, dijo basta después de más de 30 años.

Aunque las propiedades no son de las compañías privadas y pertenecen al estado cubano, son ellas las que las explotan desde el punto de vista económico. La única condición para interponer la demanda es que estas empresas tengan activos en Estados Unidos. Es la manera que hay de asegurarse de que los demandantes puedan valerse con algo, ya que el Estado cubano en todo caso no está en condiciones de pagar. 

Es decir, en el caso de que se les reconozcan sus derechos, podrían ejercer alguna acción sobre las propiedades que tienen, por ejemplo, las hoteleras españolas en suelo norteamericano. También se exige a los demandantes un pago de 6.500 dólares antes de iniciar el pleito, para evitar colapsos en los juzgados.

Según estimaciones oficiales estadounidenses, podría haber más de 6.000 personas con derecho a reclamar indemnizaciones a Cuba, estimadas en 8.500 millones de dólares. “Es un juicio largo y que no tiene antecedentes”, admite Malave. La citada ley dice que los demandantes pueden cobrar a las empresas por el uso, con lo que no sólo se trata de recuperar las ganancias indebidas de las últimas décadas, sino que hay que discutir de las futuras, si las empresas quieren seguir operando.

Varias familias de origen cubano, como los Mata, Cuevas Angulo y los Sánchez Hill han empezado a moverse, pero las previsiones del bufete es que vayan aumentando en las próximas semanas. “Animamos a todos que se decidan, porque ahora hay una ventana abierta”. En el caso de que la ley Helms Burton sea revocada por el próximo presidente, las demandas que hasta entonces se hayan presentado, seguirán adelante.

Pero el culebrón que viven las firmas españolas no acaba aquí. Nick Gutiérrez, abogado y consultor y un veterano sobre estos temas, llega a su cita con La Vanguardia en el bar Carajo, un establecimiento en una gasolinera donde, como su nombre indica, sólo se habla español. Explica que estuvo entretenido con el Departamento de Estado, que está estudiando usar otro as en la manga: el título IV de la Helms Burton.

Este apartado –en vigor pero nunca aplicado–, del que ahora se ha hablado muy poco, prevé que Estados Unidos tenga la posibilidad de revocar los visados a los trabajadores extranjeros residentes en Estados Unidos de estas compañías que se están enriqueciendo en Cuba. Esto significa, por ejemplo, que un directivo español de una de estas cadenas hoteleras en Miami podría, a título de represalia, verse obligado a abandonar el país. De hecho, fuentes bien informadas ya comentan que en estas empresas son conscientes del peligro y ya se está hablando de la posibilidad de trasladar sus trabajadores de Estados Unidos a México.

Para complicar aún más las cosas, Melià debe defenderse también en España, porque una vez que entró en vigor la ley Helms Burton en su totalidad, presentó en junio una denuncia según el código civil español por enriquecimiento ilícito en un juzgado de Palma de Mallorca y los demandantes, una familia de origen cubano, piden daños de hasta 10 millones de euros, lo que corresponde a los beneficios obtenidos en varios hoteles en territorio cubano a lo largo de estos años. Está por ver si esta demanda seguirá en pie o se tratará de agrupar todo en los juzgados de Estados Unidos.

Por su parte, las empresas españolas mantienen silencio. Se limitan, como Melià, a recordar que ellos no han usurpado ninguna propiedad y que sólo gestionan el negocio. “Puede desencadenarse una ola de demandas ahora, tal vez centenares”, acusa Gutiérrez. “Mis clientes no son especuladores. Lo hacen porque es justo. Sus padres vinieron aquí en Estados Unidos con la ropa puesta. Es gente que lo perdió todo y quiere que se les compense por el sufrimiento de una vida”, concluye Malave.

Aunque no fuesen el objetivo inicial del título III de la Helms Burton, empresas estadounidenses, como el gigante de los cruceros Carnival y los motores de búsqueda turística Trivago, Expedia y Booking, corren el riesgo de ser procesadas. 

El argumento es que Carnival usó el puerto de Santiago sin tener los derechos –formalmente pertenecían a una antigua familia cubana–, mientras que los motores de búsqueda han ganado comisiones y honorarios al promocionar activos confiscados como, por ejemplo, hoteles. “Me decían que era una pérdida de tiempo y de dinero, pero aquí estamos”, declaró Javier García Bengoechea, ciudadano estadounidense, heredero de una familia cubana, que ha denunciado a Carnival

La Helms Burton ha abierto la veda y varias nacionalidades están involucradas: hay demandas contra la mexicana Posada, la francesa Accor y el banco Société Generale. Europa está molesta y aún no sabe ni cómo ni cuándo recurrir al llamado “estatuto de bloqueo”, previsto en la Helms Burton, que anula el efecto en la UE de las resoluciones previstas en la ley. 

La petrolera estadounidense Exxon ha demandado al Gobierno de Cuba al sostener que las dos compañías cubanas que operan en la isla le expropiaron las refinerías, cuando se llamaba Standard Oil.

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