La visita de los Reyes de España a Cuba coincidiendo con el 50
aniversario de la fundación de La Habana era una visita obligada por
cuanto Cuba era el único país de América Latina que los monarcas
españoles habían visitado desde el inicio de la Transición democrática
española.
Se cierra así el periplo de la Corona de España por las tierras de
América Latina y ello a pesar de las reticencias de la derecha española y
de EEUU que ha criticado este desplazamiento porque consideran que
España, con este viaje del Jefe del Estado, está legitimando el régimen
castrista de Cuba.
Lo que, además de no ser cierto, porque estamos ante relaciones entre
los Estados y no de los gobiernos, constituye una arbitrariedad de
Donald Trump porque USA mantiene relaciones muy especiales con regímenes
dictatoriales y teocráticos como son los de Arabia Saudí, los Emiratos
del Golfo Pérsico y otras dictaduras de África y Asia, como es el caso de
China.
Ya intentaron los EEUU impedir la visita de Adolfo Suárez a Cuba al
inicio de la Transición, en un viaje histórico que luego fue imitado por
otros países de Europa. Y fue Aznar quien impidió que el viaje a Cuba
de los reyes Juan Carlos y Sofía, durante la cumbre Iberoamericana de La
Habana, fuera a la vez una visita oficial y de Estado.
Pero ahora los reyes don Felipe VI y doña Letizia han acabado con
esta absurda y anómala situación, por más que le pese al presidente
Trump, que mantiene el bloqueo económico y comercial a Cuba, mientras
Washington comercia y hace negocios con dictaduras de todo el mundo.
Además las relaciones entre los pueblos de Cuba y España son
especiales y están marcadas por muy estrechos y muy importantes lazos
históricos y culturales, que saldrán reforzados tras el viaje de los
Reyes a Cuba.
Y parece un error de los partidos de la derecha española, como el PP,
haber criticado el viaje de los monarcas a La Habana, e incluso haberlo
relacionado con la crisis política e institucional actual de España
que, en ningún caso, puede afectar a la política exterior de España que
debe mantener su agenda diplomática al margen del debate nacional.
(*) Periodista español
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