MADRID.- El histórico viaje de Felipe VI y la reina Letizia a Cuba
visibilizará no solo las relaciones entre dos países que han vivido una
historia de amores y desamores políticos, sino también a una mujer que
al otro lado del océano Atlántico estará junto a su marido, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel,
para acompañar a los monarcas en los actos oficiales que exijan su
presencia. Se trata de Lis Cuesta Peraza, la segunda esposa del
mandatario, que por primera vez desde la Revolución cubana, ha roto la
tradición de que el presidente de este país no acudiera acompañado por
su pareja a las citas oficiales, escribe hoy El País.
Tanto Fidel Castro como
después su hermano Raúl, los antecesores en el cargo, mantuvieron sus
relaciones sentimentales blindadas y ocultas en la medida de lo posible y
durante los últimos 60 años el país caribeño no ha tenido primera dama
que ejerciera como tal porque consideraban este papel "burgués" y
"capitalista".
De ahí la sorpresa que produjo entre los cubanos que Miguel Díaz-Canel (59 años) rompiera esta norma
a los dos días de acceder a la presidencia en abril de 2018 y se
presentara junto a su esposa, y de la mano, a recibir a Nicolás Maduro,
el presidente de Venezuela en su visita al país.
Lis Cuesta tiene 47 años y, como el actual presidente cubano,
estaba casada cuando se conocieron. Ambos tienen dos hijos de sus
anteriores matrimonios, ella con un militar de profesión y él con Marta
Villanueva, estomatóloga.
Uno de los descendientes de Lis Cuesta se
licenció el pasado mes de julio en la facultad de Derecho de la
Universidad de La Habana –un acto al que también asistió su padrastro– y
los dos hijos veinteañeros de Díaz-Canel, Miguel y Jenny, se dedican a
la música.
Cuesta es originaria de la ciudad de Holguín, situada al este de
Cuba, y se licenció en Pedagogía. La pareja se conoció precisamente en
esta localidad cubana en 2003, cuando ella era la directora del Centro
Provincial del Libro y Díaz-Canel ejercía como primer secretario del
Partido Comunista de Cuba en la provincia, un cargo que ocupó de 2003 a
2009.
Después, Díaz-Canel, fue nombrado ministro de Educación Superior
y la familia se trasladó a vivir a La Habana en 2009. Esta etapa ya
marcó la presencia de Lis Cuesta en muchos de los actos y veladas
culturales en los que se requería la presencia de su marido y también en
su viajes al extranjero, como el que realizó junto a él cuando, ya
ejerciendo como vicepresidente del país, visitó Corea del Norte y
Bolivia en 2015.
Durante la campaña electoral a la presidencia, en marzo
de 2018, Lis Cuesta –que entonces era directiva de la agencia de
turismo cultural Paradiso, encargada de organizar viajes institucionales
para el Ministerio de Cultura cubano– volvió a ser una figura que ocupó
su lugar al lado de su esposo en mítines y encuentros con la población.
Una imagen que los cubanos interpretaron como una ráfaga de aires de
cambio y una búsqueda de normalidad y cercanía por parte de quien quería
llegar a dirigir los destinos del país.
Desde que su esposo es presidente, la presencia de Lis Cuesta se ha ido convirtiendo en normal a su lado y le ha acompañado en sus viajes oficiales
a México o Irlanda o en los recibimientos en su propio país al príncipe
Carlos de Inglaterra y Camila de Cornualles o al presidente español
Pedro Sánchez y su esposa Begoña Gómez.
La que ya todo el país considera
primera dama de Cuba tiene su propia cuenta de Twitter –aunque
normalmente la utiliza para difundir los actos de su marido– y una
formación ideológica que ha hecho que su nombre haya sonado varias veces
como posible para ocupar la cartera del ministerio de Turismo o
Cultura.
Sin embargo, prácticamente carece de agenda propia y solo se
conoce que ejerciera en solitario su papel en una visita a China, el pasado mes de abril, para conocer a Peng Liyuan, la esposa del presidente chino Xi Jinping que es cantante de música folclórica.
Poco preocupada por la moda, una asignatura de la que se examina cada día a las consortes de las familias reales europeas sean cuales sean sus anteriores profesiones
y las tareas que afronta en su papel institucional, Lis Cuesta va
rompiendo los moldes establecidos en Cuba. De ella se afirma que es
discreta y de trato afable, conservadora en su forma de vestir y amante
del baile.
Lo que no se puede negar es que ha despertado la curiosidad
de los cubanos, hasta el punto que un simple tatuaje pero asomó en su
omoplato izquierdo en marzo de 2018, durante una elección para ratificar
una nueva Asamblea Nacional, se convirtió en viral y en la 'gran
indiscreción' de la primera dama cubana hasta ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario