martes, 12 de noviembre de 2019

Lis Cuesta, la primera dama visible de Cuba en los últimos 60 años


MADRID.- El histórico viaje de Felipe VI y la reina Letizia a Cuba visibilizará no solo las relaciones entre dos países que han vivido una historia de amores y desamores políticos, sino también a una mujer que al otro lado del océano Atlántico estará junto a su marido, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, para acompañar a los monarcas en los actos oficiales que exijan su presencia. Se trata de Lis Cuesta Peraza, la segunda esposa del mandatario, que por primera vez desde la Revolución cubana, ha roto la tradición de que el presidente de este país no acudiera acompañado por su pareja a las citas oficiales, escribe hoy El País. 

Tanto Fidel Castro como después su hermano Raúl, los antecesores en el cargo, mantuvieron sus relaciones sentimentales blindadas y ocultas en la medida de lo posible y durante los últimos 60 años el país caribeño no ha tenido primera dama que ejerciera como tal porque consideraban este papel "burgués" y "capitalista". 
De ahí la sorpresa que produjo entre los cubanos que Miguel Díaz-Canel (59 años) rompiera esta norma a los dos días de acceder a la presidencia en abril de 2018 y se presentara junto a su esposa, y de la mano, a recibir a Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela en su visita al país. 
Lis Cuesta tiene 47 años y, como el actual presidente cubano, estaba casada cuando se conocieron. Ambos tienen dos hijos de sus anteriores matrimonios, ella con un militar de profesión y él con Marta Villanueva, estomatóloga. 
Uno de los descendientes de Lis Cuesta se licenció el pasado mes de julio en la facultad de Derecho de la Universidad de La Habana –un acto al que también asistió su padrastro– y los dos hijos veinteañeros de Díaz-Canel, Miguel y Jenny, se dedican a la música.
Cuesta es originaria de la ciudad de Holguín, situada al este de Cuba, y se licenció en Pedagogía. La pareja se conoció precisamente en esta localidad cubana en 2003, cuando ella era la directora del Centro Provincial del Libro y Díaz-Canel ejercía como primer secretario del Partido Comunista de Cuba en la provincia, un cargo que ocupó de 2003 a 2009. 
Después, Díaz-Canel, fue nombrado ministro de Educación Superior y la familia se trasladó a vivir a La Habana en 2009. Esta etapa ya marcó la presencia de Lis Cuesta en muchos de los actos y veladas culturales en los que se requería la presencia de su marido y también en su viajes al extranjero, como el que realizó junto a él cuando, ya ejerciendo como vicepresidente del país, visitó Corea del Norte y Bolivia en 2015. 
Durante la campaña electoral a la presidencia, en marzo de 2018, Lis Cuesta –que entonces era directiva de la agencia de turismo cultural Paradiso, encargada de organizar viajes institucionales para el Ministerio de Cultura cubano– volvió a ser una figura que ocupó su lugar al lado de su esposo en mítines y encuentros con la población. Una imagen que los cubanos interpretaron como una ráfaga de aires de cambio y una búsqueda de normalidad y cercanía por parte de quien quería llegar a dirigir los destinos del país.
Desde que su esposo es presidente, la presencia de Lis Cuesta se ha ido convirtiendo en normal a su lado y le ha acompañado en sus viajes oficiales a México o Irlanda o en los recibimientos en su propio país al príncipe Carlos de Inglaterra y Camila de Cornualles o al presidente español Pedro Sánchez y su esposa Begoña Gómez. 
La que ya todo el país considera primera dama de Cuba tiene su propia cuenta de Twitter –aunque normalmente la utiliza para difundir los actos de su marido– y una formación ideológica que ha hecho que su nombre haya sonado varias veces como posible para ocupar la cartera del ministerio de Turismo o Cultura. 
Sin embargo, prácticamente carece de agenda propia y solo se conoce que ejerciera en solitario su papel en una visita a China, el pasado mes de abril, para conocer a Peng Liyuan, la esposa del presidente chino Xi Jinping que es cantante de música folclórica. 
Poco preocupada por la moda, una asignatura de la que se examina cada día a las consortes de las familias reales europeas sean cuales sean sus anteriores profesiones y las tareas que afronta en su papel institucional, Lis Cuesta va rompiendo los moldes establecidos en Cuba. De ella se afirma que es discreta y de trato afable, conservadora en su forma de vestir y amante del baile. 
Lo que no se puede negar es que ha despertado la curiosidad de los cubanos, hasta el punto que un simple tatuaje pero asomó en su omoplato izquierdo en marzo de 2018, durante una elección para ratificar una nueva Asamblea Nacional, se convirtió en viral y en la 'gran indiscreción' de la  primera dama cubana hasta ahora.

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