MADRID.- El dramaturgo Yunior García Aguilera aterrizó por sorpresa en Madrid, poniendo fin al misterio que le rodeaba desde que el domingo sufriera el asedio de las fuerzas revolucionarias. El principal promotor de las protestas cívicas y pacíficas del 15-N, al frente de la plataforma de acción ciudadana Archipiélago, decidió abandonar su país junto a su mujer, la actriz Dayana Prieto, tras las graves amenazas sufridas en las últimas semanas por los organismos del Estado, según el periódico El Mundo.
"Llegamos a España vivos, sanos y con las ideas intactas".
"Tenemos que agradecer a muchas personas que han hecho posible este viaje. Llevo varios días sin comunicación y necesito actualizarme sobre la situación de otros miembros de Archipiélago. Muy pronto contaremos la odisea", expresó el creador de Trébol Teatro a través de Facebook, la misma red social que ha acogido el ejercicio de democracia digital hasta superar los 30.000 miembros.
Más tarde, Yunior ha confesado que le superaron "las horas sin dormir, el acoso, la falta de comunicación, las amenazas", en referencia a la campaña de acoso físico y mediático que sufrió en los días anteriores al 15 de noviembre, en los que turbas pro Gobierno llegaron a sitiar su vivienda en La Habana.
"Me quebré, quizás no estaba preparado para eso", afirmó García Aguilera desde una casa que le ha brindado una organización en España, afirmó sin dar más detalles, en su intervención en directo a través de la plataforma Youtube.
El joven llamó a "los cubanos de bien" a no dejarse ganar por la "rabia" al subrayar que "no se puede construir un país mejor lleno de rabia".
"No voy a parar", indicó el impulsor de la marcha ilegalizada con la cual incomodó al Gobierno cubano, que la declaró "ilícita" y la vinculó con EEUU. García Aguilera aseguró además que sus ideas, principios y objetivos seguirían "intactos", pese a los momentos "muy duros" que vivió.
Lamentó que Cuba sea un país "donde todo el mundo sospecha de todo el mundo", y prometió ofrecer mañana más detalles sobre su precipitada salida.
"Cuba no necesita más muertos", expresó al confesar que había pensado mucho en el opositor cubano Oswaldo Payá (1952-2012) fallecido en extrañas circunstancias.
Como si fuera un personaje de su obra, García Aguilera, de 39 años, ha protagonizado un giro melodramático en su lucha por la democracia y la libertad en su país. Ya sorprendió al anunciar que intentaría marchar en soledad un día antes, con una rosa blanca en la mano. También sorprendió su temple para aguantar el vendaval de amenazas previas, que incluyó un ritual de santería a las puertas de su hogar.
El dramaturgo no ha aclarado, de momento, cuáles fueron las condiciones de su salida, que se produjo con un visado español de corta duración, válido para una estancia máxima de 90 días, tras comprobar el consulado que concurrían las circunstancias para concedérselo. Las autoridades cubanas no pusieron impedimento alguno al activista opositor -símbolo de la resistencia cubana contra la dictadura- y a su mujer para embarcar en un vuelo comercial con destino en Madrid.
En ese plazo de 90 días, García y su mujer, si pretenden quedarse en España, deben acudir al Ministerio del Interior y solicitar el asilo. Si el periodo transcurre sin pedir asilo, el visado caduca y ambos serían sancionados y expulsados.
La salida del activista de Cuba fue jaleada por el castrismo. Uno de sus "periodistas" oficiales publicó su foto arrastrando su maleta en el aeropuerto habanero José Martí, junto a un comentario jocoso: "Yunior no está, Yunior se fue, Yunior se escapa con su visa".
El destierro es una herramienta de la que el Gobierno cubano ha abusado para forzar a los activistas que se le oponen. Durante las últimas semanas trascendió que la Seguridad del Estado ofreció a dos de las figuras disidentes más populares, el artista Luis Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro (MSI), y el rapero Maykel Osorbo, uno de los autores del himno libertario 'Patria y Vida', la posibilidad del destierro en el extranjero. Ambos están encarcelados desde hace meses, incluso Osorbo sufrió un acto de repudio en el interior de la prisión durante la jornada del 15-N.
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