miércoles, 17 de noviembre de 2021

El viaje de Yunior García a España ha contado con el visto bueno de las autoridades cubanas


LA HABANA/MADRID.- El principal líder de la plataforma opositora cubana Archipiélago, Yunior García, convocante de la frustrada marcha cívica por el cambio del pasado 15 de noviembre, llegó este miércoles a España, según informó la agencia Europa Press y confirmaron al periódico El País fuentes diplomáticas españolas, que señalaron que su salida del país fue “a petición propia”. 

El propio García ha confirmado que se encuentra en España con un mensaje en su cuenta de Facebook: “Llegamos a España, vivos, sanos y con las ideas intactas”. Horas después, en una conexión en directo con Ian Padrón transmitida a través de la plataforma Youtube, el dramaturgo ha confirmado que se quebró por “las horas sin dormir, el acoso, la falta de comunicación y las amenazas” que vivió los últimos días que pasó en La Habana en los que su vivienda estuvo sitiada por agentes de la seguridad del Estado. 

El opositor aseguró que sus “heridas sanarán” y que su fuerza está en su palabra y continuará luchando por los cambios en Cuba.

La noticia de su salida del país sorprendió a la plataforma Archipiélago, que este miércoles en su página de Facebook consideraba al activista desaparecido después de que uno de sus miembros acudiera a su casa y nadie respondiera a la puerta. Fuentes diplomáticas indicaron que desde hace días se estaban haciendo discretas gestiones para el viaje de García. El opositor voló a Madrid la noche del martes en un vuelo de Iberia en compañía de su esposa, Dayana Prieto.

“Quizás no estaba preparado para eso”, confesó García en la transmisión en directo. Horas antes, dio las gracias en su cuenta de Facebook a quienes se habían preocupado por él y su pareja y lo habían ayudado a llegar a España y prometió que, una vez que se pusiera al día con la “situación de otros miembros de Archipiélago”, contaría su “odisea”.

“Ha sido una decisión personal de él. Ha pedido un visado y se le ha dado. Obviamente, las autoridades cubanas no se han opuesto porque, si no, no habría salido. De momento tiene un visado normal. No sabemos si querrá pedir asilo. Habrá que hablar con él para saber cuáles son sus planes”, añaden fuentes del Ministerio de Exteriores español.

Las mismas fuentes no quisieron revelar su paradero, pero confirmaron que llegó al aeropuerto de Barajas y no descartan que siga en Madrid. García llegó a España con visado de turista, confirman fuentes policiales españolas.

El líder de la protesta contra el régimen de La Habana salió de su país con un visado de turista de tres meses circunscrito a España que le fue concedido el lunes, puntualizan las fuentes diplomáticas antes mencionadas.

El Gobierno cubano ha negado cualquier tipo de acuerdo entre La Habana y Madrid para facilitar la salida del disidente de la isla, informa la agencia Efe. Un representante gubernamental aseguró que las autoridades cubanas “no tienen nada que ver” con el viaje y consideró que el activista habría tramitado el visado de turista por su cuenta.

Fuentes cercanas a García dijeron que su decisión de marcharse de Cuba se debía a las “brutales presiones policiales sufridas durante las últimas semanas”. “Ahora hay que esperar que él hable allí y dé sus razones”, añade uno de sus amigos cercanos. El pasado domingo, García pretendía desfilar solo por un céntrico barrio de La Habana en señal de protesta y para evitar que se ejerciera la violencia contra los manifestantes del 15-N. Durante todo el día, fue cercado en su domicilio por personas afines al Gobierno y agentes de la seguridad vestidos de civil, que no le permitieron salir de casa.

Hasta este miércoles, las últimas palabras públicas de García eran del domingo, cuando estaba bloqueado en su casa y se comunicó vía Facebook. “Iba a hacer una marcha en solitario, llevando solamente una rosa blanca desde el parque Quijote hasta el malecón. Eso no viola ningún derecho, al contrario, es mi derecho humano y constitucional, pero al parecer ni siquiera eso están dispuestos a permitir”, dijo entonces, asegurando que mantenía su voluntad de desfilar vestido de blanco en cuanto pudiera.

En ese mensaje, dijo también: “Estamos viviendo días muy feos en Cuba. Lamentablemente, estamos viviendo los peores tiempos, los tiempos que los artistas cubanos conocen muy bien, los del quinquenio gris [el periodo de los años setenta del siglo XX en el que cientos de narradores, dramaturgos y artistas fueron perseguidos y expulsados de sus trabajos por ser homosexuales o no cumplir con los “parámetros” revolucionarios] y los actos de repudio terribles, de odio contra unos cubanos y otros”.

García criticó que el Gobierno no permita expresarse en las calles a gente como él, que reclama derechos ciudadanos elementales, mientras que a otros “jóvenes les permiten manifestarse en el parque Central porque son favorables a la Revolución, o a lo que ellos llaman Revolución, que se ha quitado todas sus máscaras demostrando que son una dictadura conservadora”. 

Aludía al acto que a esa misma hora se hacía en el centro histórico de La Habana, organizado en apoyo al Gobierno, que contó con la presencia del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.

La manifestación del 15-N fue convocada inicialmente para realizarse en La Habana y diversas ciudades del país en una ruta predeterminada, para la que se pidió permiso oficial al Gobierno. La de la capital debía transcurrir a las tres de la tarde del lunes desde el malecón hasta el parque Central, donde los marchantes depositarían una ofrenda floral ante la estatua del héroe nacional, José Martí. La solicitud fue declarada ilegal y los convocantes fueron advertidos por la Fiscalía de que si salían ese día a la calle caería sobre ellos todo el peso de la ley.

A partir de ahí, Archipiélago denunció una campaña de presiones sin precedentes, con actos de repudio, ofensivas mediáticas de descrédito, arrestos arbitrarios, intimidaciones a las familias, despidos laborales y condenas ejemplarizantes a los detenidos durante las protestas del 11 de julio. Ante esta situación, García anunció un cambio de estrategia para evitar que se ejerciera violencia contra los manifestantes o que estos fueran enviados a la cárcel y anunció su decisión de marchar solo el domingo.

 También se cambió la liturgia inicial de la protesta del 15-N, y se pidió a la gente que vistiera ese día de blanco y saliera a la calle sin desfilar por una ruta determinada. Se hicieron también llamados a caceroladas de protesta.

Los principales líderes de la marcha por el cambio amanecieron el 15-N con sus casas bajo vigilancia policial y con la prohibición expresa de salir a la calle. Muchos fueron sometidos a actos de repudio, tal y como sucedió la víspera con el principal líder de la protesta, García. Fuentes de la oposición informaron de que varios disidentes históricos fueron detenidos.

 En las calles de La Habana, sobre todo en los barrios y espacios públicos más concurridos y señalados desde las manifestaciones del 11 de julio, incluido el malecón, el paseo del Prado y el Capitolio, la presencia policial era numerosa, tanto de uniforme como de civil. No se produjeron marchas.

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