LA HABANA.- Un
día antes del inicio oficial de la XIII Bienal de La Habana, la ciudad
ya abre desde este jueves sus puertas al arte, que llenará durante el
próximo mes casi todos los espacios urbanos y festejará por adelantado
los 500 años que la capital cumplirá en noviembre.
La
inauguración de dos grandes muestras colectivas en el Gran Teatro de La
Habana y la Fábrica de Arte Cubano (FAC) descorrió las cortinas del
programa colateral de la cita y calentó motores para el comienzo mañana
viernes del calendario oficial.
Considerado
el evento más importante de las artes visuales en el país y una de las
citas imperdibles del arte contemporáneo en Latinoamérica, la Bienal
regresa tras un accidentado lapso de cuatro años, con un amplio catálogo
de más de 300 artistas de unos 50 países, entre los que resaltan la
participación de Estados Unidos y España entre las más numerosas, junto a
la representación local.
Con
más de un centenar de autores en su nómina -desde varios Premios
Nacionales de Artes Plásticas hasta figuras noveles-, "HB 2019" propone
desde el Gran Teatro un amplio recorrido por la creación contemporánea
cubana y un atisbo del trabajo de autores que viven alejados del
epicentro cultural habanero.
El
proyecto se mueve cómodamente en casi todo el espectro artístico con
piezas escultóricas, grandes instalaciones, pinturas, fotografías y
filmes de vídeo-arte, sin limitaciones de estilo o temática.
Por
su tamaño, "HB 2019" también se expondrá en la galería Collage Habana y
el taller Ensamble, ambos situados en el emblemático bulevar de San
Rafael, en La Habana Vieja, muy cerca de la sede principal del Gran
Teatro.
Más
alejada de los espacios tradicionales de exhibición y siempre bajo su
filosofía original de reunir "todas las artes en un mismo espacio", la
Fábrica de Arte Cubano se une por primera vez a la Bienal con "La pauta
que conecta".
Este
proyecto colectivo enlaza manifestaciones tan diferentes como el
diseño, la arquitectura, la escultura, la danza, el teatro, la
fotografía y el llamado "arte objetual", en un diálogo transgresor y que
invita a la reflexión.
Entre
los cambios en la fisonomía de esta antigua fábrica recuperada resaltan
varios tiburones que "nadan" en una de paredes laterales y la
instalación del artista puertorriqueño Bernardo Medina, que reta a
confesar si el corazón está "ocupado o "libre" -o ambos- en una
divertida propuesta interactiva.
También
llama la atención la reposición de "Sacré: La consagración de la
primavera", una versión de FAC del famoso ballet contemporáneo, y "Cuban
Pie", un divertimento en el que reconocidos diseñadores gráficos de la
isla "terminan" un boceto de otro colega y lo "intervienen" a su estilo.
En
su fachada se estacionará un viejo auto inglés convertido en escarabajo
por el cubano Alejandro Sautié, quien restauró su Austin A55 y lo
transformó en una escultura rodante que asombró al príncipe Carlos de
Inglaterra durante una demostración de coches antiguos en su reciente
visita a La Habana.
Las
propuestas están pensadas para que "todas las manifestaciones se
abracen y trabajen unas en función de las otras", explicó a la prensa la
curadora general de la Bienal en FAC, Rosemary Rodríguez.
"Vamos
a intentar romper los límites que siempre se establecen entre las áreas
de FAC", precisó la especialista del espacio, creado por el músico
Equis Alfonso en 2015 y que cimenta así su estatus de subsede de los
principales eventos culturales que acoge la ciudad.
El
centro multidisciplinar, convertido en uno de los sitios más populares
de la Habana nocturna, cambiará sus horarios durante el mes que durará
la Bienal para abrir media jornada los lunes, martes y miércoles en los
que suele cerrar, y ampliará sus horas de jueves a domingo.
Convocada
por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas y el Centro Wifredo Lam,
ambos con financiación estatal, la XIII Bienal de La Habana regresa
tras ser pospuesta en 2018 debido a los "gravísimos daños" económicos
causados por el huracán Irma a finales de 2017 en la isla caribeña.
La
cita tendrá como lema "La construcción de lo posible" y se ha pensado
como una fiesta de cumpleaños adelantada por los 500 años de la ciudad,
que podría aportar una bocanada de aire fresco en un momento en que la
escasez complica aún más el difícil día a día del cubano.
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