sábado, 26 de noviembre de 2016

Cuba se despierta en su primer día sin Fidel


LA HABANA.- La gente se cruza en la calle y ni una palabra del "elefante blanco" que hay en medio del salón. Los empleados de varias cafeterías y bares visitados en el municipio Plaza de la Revolución temen que en breve les informen que deben detener la venta de bebidas alcohólicas...según informa ya el órgano de la oposición ilegal http://www.14ymedio.com

El concierto que tenía programado el tenor Plácido Domingo en el Teatro Alicia Alonso, para el cual ya estaban arribando a La Habana unos 500 invitados extranjeros a quienes se les había reservado una luneta en la platea, ha sido cancelado, según declaró a la CNN el hijo y mánager del artista.

Esta es una mañana de sábado extrañamente tranquila. Los barrios no turísticos están extrañamente vacíos. No hay ancianos revendiendo cigarros, gente haciendo la cola para el periódico, comadres hablando en la esquina, niños correteando por la acera. Es como si hubiera un acuerdo tácito de recogerse dentro de la casa hasta ver qué pasa.

La situación recuerda a lo sucedido al otro día del anuncio el 31 de julio de 2006 de la enfermedad de Fidel Castro. En aquella ocasión las calles mostraban menos afluencia de público que normalmente y ahora parace que la cautela se repite.

Sol, calor, algunas nubes. La Habana del día después parece una ciudad en pleno verano, si no fuera porque el almanaque dice noviembre.

Un comentario personal, la noticia ha cogido a muchos líderes opositores de viaje en el extranjero. Entre ellos Berta Soler, G. Rodiles, Manuel Cuesta, hasta Pedro Campos lo está viviendo desde Miami...

Varios negocios por cuenta propia no han abierto sus puertas.  

Entre los comentarios que más se escuchan están aquellos sobre una prolongación y aumento de las dosis ideológicas de la televisión oficial, que en las últimas semanas ya habían aumentado algunos grados.

En la TV transmiten unas declaraciones, previas, de Miguel Barnet que asegura "Fidel es como la poesía, no tiene edad. Fidel no es un hombre, es una idea".

La televisión nacional comienza a transmitir entrevistas a jóvenes de voz quebrada, al borde del llanto, cuando hablan de la muerte de Fidel Castro. Hay estudiantes de relaciones internacionales que ahora mismo están "apoyando" el homenaje al líder fallecido en las redes sociales.

En la entrada del Hotel Presidente, un taxista mostraba el teléfono a un compañero incrédulo: "No, mijo, eso es mentira". Un hombre enciende Radio Reloj, donde se emite la noticia, para zanjarlo.

Un chofer de la ruta 174 escucha a varios pasajeros comentando el asunto y dice: "Caballeros, no se me pongan bravos, pero aquí en mi guagua no se pongan a jugar con eso".
En la medianoche del viernes La Habana parece ajena a la noticia. Los que salen a esa hora de restaurantes y centros nocturnos se enteran por sus teléfonos celulares. 

Están poniendo un documental con sus momentos menos loables...habla de "que sepan los gusanos (...) que no se van a enfrentar con señoritos, se van a enfrentar con hombres".

En los documentales que transmite la televisión oficial para la ocasión se repite la presencia protagónica de Estados Unidos: la obsesión de Fidel Castro.

"¿Esta vez es verdad?" La frase más repetida por vía telefónica junto a la noticia del fallecimiento. "Ná, debe ser una bola", la primera respuesta.

Retransmiten el mensaje de Raúl Castro. En la televisión nacional, locutora vestida de negro y con mirada perdida. Nerviosa y errática, comienza a leer las reacciones de presidentes de América Latina ante la noticia.

Comentario muy extendido "Lo del Bastión fue el ensayo general del funeral".

Muchos emigrados cubanos han avisado a sus familiares en Cuba, porque la noticia se transmitió en un horario de poca audiencia televisiva.

En los barrios más poblados de La Habana, mucha gente está pegada a la pantalla de los televisores para ver la programación que llega por las antenas parabólicas ilegales.

Los teléfonos empiezan a sonar...un eco de "ring ring" se escucha por todos lados.

El tráfico por la avenida Rancho Boyeros que conduce al Consejo de Estado y la zona ministerial sigue fluyendo, sin calles cerradas hasta el momento.

En el centro de La Habana solo se escuchaba el camión que acaba de pasar a recoger la basura.

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