LA HABANA.- Algunos altos dirigentes cubanos están
empeñados en acelerar los cambios económicos que se vienen dando,
aprovechando el impulso favorable que dio la flexibilización de las
relaciones con Estados Unidos. Uno de estos funcionarios es el ministro
de Comercio Exterior y de Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, quien lanzó una frase significativa: “La inversión extranjera no es un
mal necesario, sino un elemento importante para el desarrollo económico
del país”.
La afirmación del ministro viene a romper con algunos
pensamientos esquemáticos del poder cubano, especialmente los sectores
más rancios del Partido Comunista, quienes planteaban que las reformas
realizadas por el gobierno de Raúl Castro eran un mal necesario para
salir de la grave crisis económica y el estancamiento que soporta la
isla.
Ante empresarios locales que participaron de la Asamblea
General de Asociados de la Cámara de Comercio de Cuba (CCC), Malmierca
no sólo rescató la importancia de la inversión extranjera en este
período crucial de la isla, sino también exhortó a las empresas
estatales, actualmente bajo un proceso de cambio, a que busquen fuentes
externas de financiamiento.
“Para avanzar en el camino del desarrollo las empresas están llamadas a
incrementar su eficiencia, a usar más y mejor los resortes económicos
que contribuyan a su gestión, dejando poco a poco el modelo de dirección
administrativa al que nos hemos acostumbrado por años”, afirmó.
Al referirse a la economía cubana en general, Malmierca calificó como
de “suma importancia” la estrategia del gobierno de “diversificar el
comercio exterior”. El ministro advirtió sobre la novedad de una
“economía abierta con una alta dependencia del sector externo” que,
según remarcó, “nos impone utilizar mejores métodos y herramientas
modernas, en función de aumentar y diversificar nuestros mercados de
exportación e importación”.
Sus palabras reflejan el cambio que
se está produciendo en el país, después de la visita del presidente
estadounidense Barack Obama.
En 2014 el gobierno cubano decretó
una apertura parcial a los capitales extranjeros con el fin de apuntalar
la economía nacional. Esto derivó en una oferta oficial de 306
proyectos de inversión extranjera en sectores como el turismo, energía y
agroindustria, que alcanzan un valor global de 8.173 millones de
dólares.
La iniciativa es especialmente válida para la recién
fundada Zona Especial del Desarrollo del Mariel (ZEDM), a unos 45 km de
La Habana, donde las autoridades cubanas brindan facilidades impositivas
y financieras al capital extranjero.
Sin embargo, uno de los
problemas más grandes que enfrenta la economía cubana sigue siendo la
baja eficiencia de las empresas estatales que, aún hoy, son la piedra
angular del país en cuanto a la recepción de fondos del exterior.
Un análisis hecho sobre 360 de esas entidades a fines del año pasado
para chequear los resultados del proceso de “actualización” o
transformación que se había puesto en práctica, determinó una evaluación
de “aceptable” para sólo un 42% de estas empresas, mientras que el otro
58% mostró deficiencias y mal manejo.
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