MADRID.- El Gobierno
de Cuba cuenta con una futura mayor inversión española en la Isla, pero
también desea que ésta se diversifique y vaya más allá del sector
turístico, en el que las compañías españolas son preponderantes. Los
sectores de energía y construcción, así como el agroalimentario, se
erigen en nichos de oportunidad para las compañías españolas en un
momento en el que la economía del país transita por la vía de una mayor
apertura y la Isla normaliza sus relaciones con EEUU, según www.capitalmadrid.com
El
embajador de Cuba en España, Eugenio Martínez, destacó la semana
pasada, en una conferencia para presentar nuevas oportunidades de
inversión en su país y repasar las que ofrece la Zona Especial de
Mariel, la importante presencia inversora española,
notablemente en turismo. Y animó a las empresas a contribuir a
estimular la productividad en otros sectores.
“Las empresas españolas pueden ayudar a mejorar la deficiente matriz energética” de Cuba, especialmente en el ámbito de las renovables, ya que el 95% de la energía que se genera procede aún de hidrocarburos y se quiere diversificar la matriz, indicó. Cuba quiere que las renovables supongan hasta el 30% de producción y consumo en los próximos años, frente al 5% actual.
Martínez también alentó a las empresas de infraestructuras españolas, algunas de las cuales se hallan entre las más punteras del mundo y desarrollan proyectos clave en Latinoamérica, a tener más presencia en el sector de construcción. “España se ha quedado atrás a la hora de invertir en este sector”, clave para la Cuba, pese a disponer de grandes y muy internacionalizadas constructoras (ACS, Sacyr, Acciona, FCC, Ferrovial, OHL…), indicó. Asimismo, dijo que España tiene “una gran posibilidad” para desarrollar el sector agroalimentario cubano, cuya contribución al PIB apenas es el 3,7% hoy.
“En energía, construcción y agroalimentario hay grandes oportunidades de inversión”, porque la Isla necesita más producción de energía, más infraestructuras e incrementar la producción agroalimentaria”, resumió, el embajador, para añadir que la economía cubana “no genera recursos suficientes”, por lo que precisa suplir esa insuficiencia con inversión extranjera.
España es el primer inversor (45% del total, por delante de Canadá) y el tercer socio comercial de Cuba, donde ya ha existen más de 200 empresas españolas, y tiene gran implantación en la industria hotelera y turística de la Isla, un sector que está creciendo entre el 15% y el 18% anual y que se prevé que avance aún más tras el deshielo de la Isla con EEUU.
El Gobierno cubano, que siempre ha agradecido la presencia inversora española, que se mantuvo incluso en los tiempos del embargo y aplicación de sanciones por Washington, ha destacado que la fuerte presencia de cadenas hoteleras españolas ha ayudado al auge de este sector y a la economía de la Isla.
El turismo está mayoritaria¬mente en manos de hoteleras españolas, que concentran el 75% de las inversiones españolas en el país: Meliá tiene 27 establecimientos (13.000 habitaciones) y NH y Barceló tienen una posición estratégica. Junto a Iberostar, Ríu, Globalia-Be Live, Blue Bay, H10 y Hotusa gestionan el 90% de las camas. Y Air Europa e Iberia operan vuelos a la Isla.
El diplomático aseguró que Cuba, cuya economía crecerá el 4,2% este año según la Cepal, en un momento de recesión regional, tiene como prioridad “pasar a un modelo de crecimiento sostenido que combine la planificación y la diversificación del mercado, con la participación de empresas mixtas de propiedad estatal y cooperativa o privada”. Con las reformas introducidas, el país ha abierto la mano a la iniciativa privada y dispone de una emergente aunque aún reducida “clase” de emprendedores. El régimen ha abierto a lo privado algunos sectores, como el mercado mayorista de alimentos, y según los últimos datos, los cuentapropistas supera ya el medio millón.
Según el embajador, para el que en el Gobierno cubano hay consenso en que el sistema económico tiene que transformarse y ser más eficiente, además de diversificar sus mercados para no depender de un solo país, la meta en estos momentos es atraer tecnología punta, capital y técnicos de administración de empresas para aumentar la eficacia y la productividad.
Cuba lanzó en 2014 una nueva Ley de Inversiones Extranjeras que permite la repatriación de utilidades e incentivos fiscales y abrió oportunidades de inversión en sectores como el transporte, el turismo, la energía, la sanidad o las telecos. La Habana señala que el país necesita una inversión extranjera de 2.245 millones de euros al año y el objetivo es que el capital extranjero llegue a representar el 30% del PIB. En 2015, el ministro de Comercio, Rodrigo Malmierca, animó a las empresas españolas a participar en los 246 proyectos en marcha en 11 sectores, con un valor de 8.710 millones de dólares.
“Las empresas españolas pueden ayudar a mejorar la deficiente matriz energética” de Cuba, especialmente en el ámbito de las renovables, ya que el 95% de la energía que se genera procede aún de hidrocarburos y se quiere diversificar la matriz, indicó. Cuba quiere que las renovables supongan hasta el 30% de producción y consumo en los próximos años, frente al 5% actual.
Martínez también alentó a las empresas de infraestructuras españolas, algunas de las cuales se hallan entre las más punteras del mundo y desarrollan proyectos clave en Latinoamérica, a tener más presencia en el sector de construcción. “España se ha quedado atrás a la hora de invertir en este sector”, clave para la Cuba, pese a disponer de grandes y muy internacionalizadas constructoras (ACS, Sacyr, Acciona, FCC, Ferrovial, OHL…), indicó. Asimismo, dijo que España tiene “una gran posibilidad” para desarrollar el sector agroalimentario cubano, cuya contribución al PIB apenas es el 3,7% hoy.
“En energía, construcción y agroalimentario hay grandes oportunidades de inversión”, porque la Isla necesita más producción de energía, más infraestructuras e incrementar la producción agroalimentaria”, resumió, el embajador, para añadir que la economía cubana “no genera recursos suficientes”, por lo que precisa suplir esa insuficiencia con inversión extranjera.
España es el primer inversor (45% del total, por delante de Canadá) y el tercer socio comercial de Cuba, donde ya ha existen más de 200 empresas españolas, y tiene gran implantación en la industria hotelera y turística de la Isla, un sector que está creciendo entre el 15% y el 18% anual y que se prevé que avance aún más tras el deshielo de la Isla con EEUU.
El Gobierno cubano, que siempre ha agradecido la presencia inversora española, que se mantuvo incluso en los tiempos del embargo y aplicación de sanciones por Washington, ha destacado que la fuerte presencia de cadenas hoteleras españolas ha ayudado al auge de este sector y a la economía de la Isla.
El turismo está mayoritaria¬mente en manos de hoteleras españolas, que concentran el 75% de las inversiones españolas en el país: Meliá tiene 27 establecimientos (13.000 habitaciones) y NH y Barceló tienen una posición estratégica. Junto a Iberostar, Ríu, Globalia-Be Live, Blue Bay, H10 y Hotusa gestionan el 90% de las camas. Y Air Europa e Iberia operan vuelos a la Isla.
El diplomático aseguró que Cuba, cuya economía crecerá el 4,2% este año según la Cepal, en un momento de recesión regional, tiene como prioridad “pasar a un modelo de crecimiento sostenido que combine la planificación y la diversificación del mercado, con la participación de empresas mixtas de propiedad estatal y cooperativa o privada”. Con las reformas introducidas, el país ha abierto la mano a la iniciativa privada y dispone de una emergente aunque aún reducida “clase” de emprendedores. El régimen ha abierto a lo privado algunos sectores, como el mercado mayorista de alimentos, y según los últimos datos, los cuentapropistas supera ya el medio millón.
Según el embajador, para el que en el Gobierno cubano hay consenso en que el sistema económico tiene que transformarse y ser más eficiente, además de diversificar sus mercados para no depender de un solo país, la meta en estos momentos es atraer tecnología punta, capital y técnicos de administración de empresas para aumentar la eficacia y la productividad.
Cuba lanzó en 2014 una nueva Ley de Inversiones Extranjeras que permite la repatriación de utilidades e incentivos fiscales y abrió oportunidades de inversión en sectores como el transporte, el turismo, la energía, la sanidad o las telecos. La Habana señala que el país necesita una inversión extranjera de 2.245 millones de euros al año y el objetivo es que el capital extranjero llegue a representar el 30% del PIB. En 2015, el ministro de Comercio, Rodrigo Malmierca, animó a las empresas españolas a participar en los 246 proyectos en marcha en 11 sectores, con un valor de 8.710 millones de dólares.
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