CARACAS.- En una publicación conjunta entre el portal venezolano Armando.info y
el peruano IDL Reporteros, en el marco de la filtración de los Papeles
de Panamá, ha salido a la luz que los pasaportes venezolanos provistos
por la empresa cubana ALBET S.A. al gobierno chavista fueron diseñados
en Alemania.
Los contratos, que incluían cláusulas de confidencialidad, fueron
ejecutados mediante transferencias y comisiones que pasaron por al menos
cuatro países y con la gestión de un abogado peruano ayudado por el
bufet panameño especializado en crear paraísos fiscales Mossack-Fonseca.
Según la pesquisa, el gobierno de Chávez comenzó a renovar su sistema
de identificación a finales de 2005. El entonces ministro de Interior y
Justicia Jesse Chacón fue comisionado para buscar firmas tecnológicas
que fabricaran los nuevos pasaportes y luego las llamadas cédulas
electrónicas. Las empresas de Estados Unidos quedaron descartadas y los
chinos prefirieron dejar el asunto en manos de Cuba.
El abogado peruano Francisco J. Pardo Mesones fue electo congresista de la República en 1995.
El abogado peruano Francisco Pardo Mesones terminó arreglando en
Caracas una triangulación de transferencias y contratos a través de
paraísos fiscales. En Ciudad de Panamá las oficinas de Mossack Fonseca,
diseñaron un mecanismo financiero que facilitó la triangulación.
Dos semanas antes de visitar la capital venezolana, Pardo Mesones
había escogido el nombre de la empresa fantasma que se ocuparía del
asunto, entre varias recién registradas en Panamá y listas para ser
usadas.
"El cliente desea adquirir la sociedad Billingsley Global Corp",
escribió el 11 de julio de 2006 la representante del bufete en Lima,
Monica Ycaza, a sus compañeros de la sede principal.
En Panamá terminaron el trámite y abrieron las cuentas bancarias
adonde fueron llegando los primeros depósitos de La Habana. Pardo
Mesones tenía una carta de referencia firmada por Pedro Pablo Kuczysnki,
entonces el segundo del gobierno de Alejandro Toledo y actual
candidato, con opciones de ganar en segunda vuelta, a la presidencia de
Perú.
Con esas referencias y los contratos firmados junto a Cuba y
Venezuela, la recién creada empresa Billingsley Gobal Corp se aseguró al
menos 64 millones de euros: 40 millones debían llegar a Alemania, donde
se encomendó la confección de los pasaportes a la empresa
Bundesdrukerei que fabrica los pasaportes alemanes y buena parte de los
billetes de la zona euro.
Los otros 24 millones se quedarían con Pardo en Panamá.
La negociación –hasta ahora guardada en secreto– establece cláusulas expresas de confidencialidad en todos los contratos.
Cuba, además, se reservó el acceso al software a través de Albet
Ingeniería y Sistemas, la filial que el régimen de los Castro diseñó
exclusivamente para esta tarea. "Albet adquirirá un derecho de uso
perpetuo, no exclusivo e intransferible a través del software entregado
junto con el sistema", establece un documento.
La lista de sistemas que la empresa cubana Albet vende a Venezuela,
incluye no sólo softwares para servicios de identificación, sino
también, entre otros, en los registros mercantiles y públicos, en el
control de operaciones de la petrolera PDVSA, en la Presidencia, en las
cárceles, en la policía, y hasta en el censo nacional, asegura un
reporte de El Nacional.
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