jueves, 14 de abril de 2016

Piden plebiscito y reforma constitucional previamente al congreso del PC en Cuba


MIAMI.- Más de una década después del Proyecto Varela, va cobrando fuerza dentro de la oposición la idea de un plebiscito y una reforma constitucional como vías para ganar mayor espacio dentro de Cuba, en momentos en que el gobernante Partido Comunista se apresta a celebrar su primer congreso desde la reanudación de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, se escribe en 'El Nuevo Herald'.

Opositores cubanos entregaron el miércoles una carta al presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo, solicitando formalmente la realización de un plebiscito sobre cambios en Cuba, avalado por 10.000 nuevas firmas que revitalizan el Proyecto Varela y que fueron entregadas al parlamento cubano en la misma semana que el presidente Barack Obama estuvo en Cuba.
Impulsado originalmente por el fallecido Oswaldo Payá, la iniciativa intentaba usar un artículo de la Constitución de 1976 que permitía presentar peticiones ante la Asamblea Nacional para promover cambios legales y políticos en la isla, previa consulta popular. La respuesta de Fidel Castro en el 2002 fue una reforma constitucional para hacer “irrevocable” el socialismo en Cuba e impedir similares esfuerzos en el futuro.
Pero la hija del prominente disidente cubano, Rosa María Payá, quien participó en la entrega de las firmas el mes pasado y que promueve un referendo popular en Cuba a través de la plataforma Cubadecide, cree pese a todo, que un ejercicio de consulta popular sigue siendo factible.
Aunque “el sistema está cerrado de forma tal que establece la irrevocabilidad del socialismo”, esto implica una contradicción no solo con documentos internacionales suscritos por el propio gobierno cubano, sino con “la constitución que establece que la soberanía está en el pueblo”, explica.
“Para revertir eso, hay que apelar entonces a leyes internacionales y al sentido común: hay que preguntarle al pueblo en plebiscito sobre los cambios que quiere. No está regulado, pero no está prohibido, así que es posible hacerlo”, agrega.

PROPUESTA DE REFORMA

Payá no está sola en la búsqueda de cambios que puedan abrir espacios a los opositores cubanos en un momento de transición. Varios grupos opositores reunidos en el proyecto “Otro 18” abogan por “nuevas leyes electoral, de asociaciones y de partidos políticos”; apoyan “la demanda de un sistema electoral democrático presentada por la iniciativa Urna Transparente del Foro Anti totalitario Unido y la realización de un plebiscito, proposición de la plataforma Cuba Decide”, según indican en un comunicado.
Manuel Cuesta Morúa, uno de los gestores del proyecto señala que se trata de una “plataforma horizontal” en la que participan varias organizaciones y que recoge el esfuerzo de varios años “para fortalecer la visión de que la mejor manera de llegar a una democracia en Cuba, es a través de otras reglas del juego”. También se están considerando propuestas más controversiales como la posibilidad de presentar candidatos independientes a las elecciones del Poder Popular, explicó.

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Cuesta Morúa, quien estuvo en la reunión de miembros de la sociedad civil cubana con el presidente Obama en La Habana, cree que este es un contexto más favorable que el enfrentado por Oswaldo Payá con el Proyecto Varela. “En aquel momento, no había consenso para impulsar cambios a través de una vía constitucional” que eventualmente desemboquen en una nueva Asamblea Constituyente, opina.
A ello se añade que los llamados a una reforma constitucional no son exclusivos de la oposición lo que, de hecho, la conectan con un sector más moderado de académicos y activistas que pide cambios similares, si bien inicialmente dentro de un discurso acerca de la necesidad jurídica de modernizar y adecuar la carta magna a los cambios económicos impulsados por Raúl Castro.
Pero con la ampliación de este debate, que Cuesta Morúa cataloga de “más intelectual”, las demandas se han ido haciendo más ambiciosas para incluir también una reforma del sistema jurídico y político.
El abogado y profesor de la Universidad de La Habana, Julio Antonio Fernández Estrada, defendió durante el último congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) la necesidad de cambios constitucionales que consideren “como principios el Estado de Derecho, el pluralismo político”, el reconocimiento de la sociedad civil y “un régimen de garantías jurídicas, políticas y materiales de los derechos humanos”.
Para Roberto Veiga, director del proyecto cívico Cuba Posible y único cubano miembro de Diálogo Interamericano, un peligro en la coyuntura actual es que la reforma “completa” de la Constitución no sea el resultado de un consenso sino del triunfo de un proyecto de “hegemonía excluyente”.
Desde Cuba Posible y anteriormente como uno de los editores de la revista Espacio Laical, Veiga ha impulsado el debate sobre la reconciliación entre los cubanos y los cambios que necesita el país. En un reciente artículo junto a Lenier González, subdirector de Cuba Posible, pidió que la discusión sobre los cambios y la transición en Cuba se acerque más al “ágora” que al “escenario de batalla”.
Sin embargo, el debate entre entre grupos de expertos e intelectuales y quienes desde la oposición también impulsan cambios jurídicos y políticos aun no ha ocurrido y quizá todavía sea prematuro sostenerlo “debido a los prejuicios inoculados por el régimen contra la oposición, pero en la medida que estos sectores vean que la ciudadanía apoya nuestras propuestas, se abrirá el intercambio”, asegura Cuesta Morúa.
El opositor al frente de la organización Arco Progresista cree que, por primera vez, “los actores más dinámicos de la sociedad caminan hacia una misma dirección, incluso el Partido Comunista de Cuba (PCC) que ha indicado que está considerando una nueva ley electoral, aunque considera que “ahora mismo sería bastante prematuro para que el PCC se abra a un debate de esta naturaleza”.

MILITANTES CRITICAN “SECRETISMO”

Este debate público tiene como trasfondo el séptimo Congreso del Partido Comunista, a celebrarse del 16 al 18 de abril, y que ha despertado gran expectativa por la posibilidad de que se tomen allí determinaciones importantes para el futuro del país, entre ellas, quizá la decisión de modificar la Constitución para acomodar las reformas económicas emprendidas por Castro. Todo es especulación, sin embargo, pues pocos conocen qué se debatirá realmente en ese encuentro.
Desde las mismas filas del partido, han surgido voces críticas del “secretismo” con el que se ha preparado, entre ellas las del periodista y activista por los derechos de la comunidad LGBT, Francisco Rodríguez Cruz, quien dirigió una carta abierta a Raúl Castro en la que manifiesta su insatisfacción por la “falta de discusión” de los documentos a discutirse en el Congreso, “hasta hoy secretos”.
Pero si el periódico Granma, órgano oficial del Comité Central del PCC, está más o menos al tanto de lo que se discutirá en el Congreso, no deben esperarse grandes cambios en un encuentro que parece más bien dedicado a realizar un balance de la economía y los llamados “lineamientos”, según indicó el periódico en un artículo.
A los debates sobre la posibilidad del pluripartidismo, de candidatos independientes en las elecciones o incluso de la convivencia de distintas opiniones dentro del Partido, Granma ha respondido echando mano a la doctrina partidista y publicando frases de Raúl y Fidel Castro, entre ellas “Los hombres mueren, el Partido es inmortal”, “No podemos fragmentar a nuestro pueblo” y “Solo el Partido puede ser el digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en el único Comandante en Jefe de la Revolución Cubana”.
Granma también respondió a las “inquietudes” de los militantes del Partido asegurando que los documentos del Congreso habían sido ampliamente analizados por “decenas de funcionarios, investigadores de las ciencias económicas y sociales, y profesores” así como por “el Consejo Científico asesor de la Comisión de Implementación (de los lineamientos)” y el Comité Central.
Para algunos disidentes como Antonio Rodiles, uno de los coordinadores del Foro por los Derechos y las Libertades, la salida electoral para la oposición es, por tanto “una opción extremadamente peligrosa porque permite al régimen ganar tiempo, un tiempo precioso para ellos, cuando están haciendo una transferencia del poder dirigida a afianzar a sus herederos y aliados”.
Rodiles añadió que “cualquier tipo de proceso consultivo” en el que se involucre la oposición “va a estar manipulado”.
En un artículo publicado en la página digital del Foro, Camilo Olivera consideró que “no es viable depositar la confianza en que un cambio en las reglas del juego electoral, propiciado por el sistema, permitirá lograr transformaciones de fondo en lo constitucional” pues “pretender que la Asamblea Nacional del Poder Popular, preste atención a propuestas desde la oposición, sin que estas estén acompañadas de la presión popular, es un ejercicio político estéril”, añadió.
Sin embargo, Payá y Cuesta Morúa apuestan por procesos en los que el acompañamiento y la observación internacional impidan “un fraude y si este ocurre, que este pueda denunciarse”, explica Payá.
Cuesta Morúa dice “tener una ventana abierta al diálogo” y confía en que los escépticos se convencerán “de que la vía electoralista puede funcionar cuando mostremos su eficacia y el éxito”.

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