WASHINGTON.- El escándalo de los
llamados papeles de Panamá tiene algo en común con las filtraciones de
WikiLeaks en 2010 y las revelaciones de Edward Snowden sobre la NSA en
2013: el poder de un solo individuo de generar una "transparencia
forzada" en cualquier institución, gracias a los avances tecnológicos.
Los papeles de Panamá son la mayor filtración de la historia del
periodismo en términos de volumen: sus 11,5 millones de documentos
superan con creces los 1,7 millones de archivos que Snowden divulgó en
2013 sobre el espionaje a nivel global de la Agencia de Seguridad
Nacional (NSA) estadounidense.
Los 2,6 terabytes de archivos del bufete panameño Mossack Fonseca que
una sola fuente anónima entregó al diario alemán "Süddeutsche Zeitung"
también eclipsan los 1,7 gigabytes que ocupaban los documentos
diplomáticos y militares clasificados de Estados Unidos que el soldado
Bradley Manning facilitó en 2010 a WikiLeaks.
"Tanto si hablamos de WikiLeaks como de Snowden o de los papeles de
Panamá, estos escándalos implican cada vez más información", afirmó Ian Bremmer, un experto en riesgos políticos en la Universidad de
Nueva York que preside la consultora Eurasia Group.
"Y eso es porque la cantidad de datos con la que puede hacerse una
persona decepcionada, solo una, es absolutamente enorme", dijo.
Las mejoras tecnológicas "en los discos giratorios" y las "unidades
USB han hecho el almacenar grandes cantidades de datos mucho más fácil",
recordó por su parte John L. King, experto en infraestructura
cibernética en la Universidad de Michigan, en la página web de ese
centro.
Bremmer recordó que "siempre ha habido informantes, periodistas de
investigación y escándalos", pero "la tecnología está cambiando" y con
ella aumenta "la capacidad de los individuos de hacer daño, de generar
una transparencia forzada" en las instituciones que consideran injustas.
Los tres escándalos se diferencian en el proceso de publicación:
WikiLeaks divulgó prácticamente sin ningún filtro los documentos que
obtuvo de su fuente y Snowden trabajó con un solo periodista, Glenn
Greenwald, para después distribuir el resultado a varios medios.
"En este caso, lo que es notable es que hubiera periodistas de más de
cien medios trabajando en ello durante un año, el hecho de que no se
filtrara nada (antes de tiempo) con tantos reporteros trabajando y
tantos documentos", destacó Bremmer.
Aunque ese proceso de examen periodístico "cuidadoso" para "minimizar
los daños" que puede producir la publicación de datos confidenciales es
"obviamente mucho mejor para todos los implicados", tampoco sienta
obligatoriamente un precedente para futuras filtraciones, según Bremmer.
"Las motivaciones de los individuos (que filtran datos) pueden variar
radicalmente: algunos pueden estar interesados en hacer justicia,
mientras que otros quieren vengarse por algo e incluso puede haber
alguien mentalmente trastornado", indicó.
Pero, si la fuente de los papeles de Panamá logra mantener su
anonimato y "hay una percepción de que trabajar con periodistas de
medios tradicionales te permite" no ser identificado, "eso crearía un
gran incentivo para futuros informantes", agregó.
Según Cliff Kupchan y Andrew Bishop, analistas de Eurasia Group, los
tres escándalos demuestran que "las instituciones ya no están protegidas
por la presunción de confidencialidad" y "los bancos centrales y
ministerios de Exteriores tendrán que asumir que nada es privado", lo
que "hará menos efectivas las instituciones".
"WikiLeaks disparó el primer tiro, los papeles de Panamá son mil
veces más amplios y es probable que el próximo episodio sea todavía más
fuerte", argumentaron en un artículo conjunto Kupchan y Bishop.
"Paradójicamente, el hecho de que las revelaciones de los papeles de
Panamá estén más en el terreno financiero que en el político, los hace
mucho menos destructivos que unas revelaciones diplomáticas. Un
WikiLeaks 2.0. sí que generaría verdaderos problemas", añadieron.
Bremmer coincide en que no está claro que esta filtración tenga un
impacto mayor que las de WikiLeaks o Snowden, al recordar que esta
última "influyó enormemente en la forma en que otros países percibían y
trabajaban con Estados Unidos" y generó cambios en la vigilancia de las
comunicaciones dentro del Gobierno estadounidense.
"Creo que los papeles de Panamá tendrán consecuencias para muchos
líderes del mundo en el sentido de afectar durante un tiempo sus niveles
de apoyo popular, pero no creo que produzcan muchos cambios en las
políticas" que regulan la evasión fiscal, opinó Bremmer.
Lo que sí harán, a su juicio, es "complicar la posibilidad de
acercamiento entre Estados Unidos y Rusia", cuyo presidente, Vladímir
Putin, ha acusado a Washington de estar detrás de las filtraciones que
relacionan a su entorno con empresas opacas.
"Los estadounidenses son un chivo expiatorio fácil" para Rusia,
afirmó Bremmer, al recordar que George Soros, un multimillonario
enemistado con Putin, ha aportado fondos al Consorcio Internacional de
Periodistas de Investigación (ICIJ) que publicó el escándalo.
"Este es un factor que, sumado a otros, hace extremadamente difícil que los dos países vuelvan a trabajar juntos", concluyó.
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