LA HABANA.- Luego que Obama y Castro anunciaran en diciembre de 2014 el
restablecimiento de relaciones diplomáticas, se puso de moda "visitar
Cuba antes que cambie". Así, el mes pasado pude saldar esta cuenta pendiente,
visitar La Habana e interiorizarme un poco más de esa realidad tan
invocada pero no tan conocida.
Dos Cubas
Pude recorrer La Habana Vieja para remontarme a la
colonia, caminar por El Prado y El Malecón, presenciar el famoso
cañonazo, subir a la torre de la Catedral, fumar un habano en la Plaza
de la Revolución, comer en los famosos paladares, tomar un mojito en La
Bodeguita del Medio, viajar a los 50 en los intactos Chevys y Cadillacs,
entre otros gustos. Quienes conocen La Habana sabrán de lo que hablo.
Pero de la mano de locales que se animaron a mostrarme
su realidad pude conocer un panorama diferente: libretas de
abastecimiento, almacenes vacíos, mercado negro, construcciones
ruinosas, sueldos equivalentes al valor de la entrada más barata que
paga un extranjero para entrar al Cabaret Parisien, aislamiento y
conexión a internet prácticamente inexistente, una prensa insípida, y
otros etcéteras.
Incluso logros como educación y salud (que no
desconocemos), no brillan tanto como parecen. "Educación" no es solo
"alfabetismo" y los pacientes suelen regalar alimentos a los médicos
para facilitar las consultas y "pagar" los servicios "gratuitos".
Si bien tampoco desconocemos las razones que dieron
lugar (hace más de 50 años y en un determinado contexto histórico) a la
revolución cubana, el faro que supo iluminar a gran parte de la
izquierda latina y exportar el modelo guerrillero hoy apenas alumbra. No
obstante, a pesar de que tras la caída del muro Cuba dejó de contar con
la ayuda soviética y ahora el ilimitado suministro de petróleo
venezolano parece haber llegado a su fin, el régimen se las ha ingeniado
para sobrevivir y el embargo no ha logrado su objetivo último, eso es
un hecho.
Ante esta realidad, el nuevo acercamiento de Obama es
una muestra del pragmatismo que debe mover la política. Más allá de
móviles políticos que pueden haber "apurado" la visita de Obama en su
último año de gobierno, los hechos recientes llevan a que muchos se
ilusionen con un cambio. Y la historia demuestra que más tarde o más
temprano el cambio llega (todas las dictaduras caen). Pero seguramente
no lo haga a la velocidad y en la forma que muchos pretenden.
Cambio
El "descongelamiento" de las relaciones llevó a la
histórica visita de Obama tan solo unas semanas después de la visita del
Papa y antes que los Rolling Stones. Salvando distancias, no han
faltado paralelismos entre la visita de Obama y la de Nixon a Mao en
1972, o entre la visita de Francisco y las visitas de Juan Pablo II a
Polonia antes del retorno a la democracia. ¿Cuál será el camino de Cuba?
Me atrevo a decir que será un cambio "a la China".
Los meses posteriores al restablecimiento de las
relaciones diplomáticas muestran que el régimen cubano no piensa dejar
el poder ni aflojar el control en un corto plazo. Por el contrario, las
detenciones políticas no han hecho más que aumentar y no se han notado
mejoras en el respeto a los derechos humanos o muestras de apertura
política.
El modelo chino le brinda al liderazgo cubano un
camino de mayor bienestar para su población, sin renunciar al control
político. Así como a Deng Xiaoping no le tembló el pulso y reprimió las
manifestaciones de Tiananmen en 1989 tras casi una década de creciente
apertura económica, seguramente el régimen cubano también pretenda
mantener su posición a toda costa. Su mensaje será: disfruten de mayor
libertad económica, pero no se ilusionen con mayor libertad política, la
democracia no es indispensable para el desarrollo.
Seguir este camino sería un nuevo error histórico. A
30 años de la apertura china, hoy vemos que su modelo está dando
señales de agotamiento y la realidad muestra que es difícil seguir
creciendo como pretenden sin mayor participación del mercado y un
verdadero Estado de derecho. La corrupción y una extensa brecha entre
ricos y pobres son inherentes a un sistema sin apertura política. No
obstante, pensar en una Cuba democrática en el corto plazo parece un
sueño. El régimen pretenderá importar el llamado "capitalismo de Estado"
y ponerle su propio condimento caribeño. Claro, dicho sistema es
preferible al actual, pero habrá que conformarse con esos primeros pasos
por ahora (salvo algún hecho social o político imprevisto) .
Primero pasos
En China se empezó experimentando en zonas
económicas especiales y autorizando paulatinamente la inversión
extranjera para dinamizar una economía estancada. En los 80 se
autorizaron primero los joint ventures con socios chinos para que estos incorporaran el know how
y la tecnología necesaria. Luego llegaron las WFOEs (compañías de
propiedad 100% extranjera), bajo las limitaciones de un catálogo de
inversiones listando los sectores promovidos, restringidos y prohibidos
para los extranjeros. Este parece que será el camino de Cuba. Ya se ha
avanzado con la Zona Especial de Desarrollo Mariel y Obama vino
acompañada de una delegación de empresarios. El modelo de JV ya se ha
utilizado en, por ejemplo, la emblemática Corporación Habanos.
Pero todos estos avances dependerán de la capacidad
del régimen de aflojar el puño, flexibilizar una burocracia anquilosada,
combatir una corrupción institucionalizada y crear reglas lo más claras
posibles para los inversores que se animen ingresar a la isla. No será
fácil, pero hay luz al final del camino. Es mejor promover el cambio
manteniendo relaciones que aislando y esperando lo peor.
(*) Doctor en Derecho por la Universidad de Montevideo
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